domingo, 4 de marzo de 2007

La palabra tallada

Post Office Building, New York City.

"Neither snow nor rain nor heat nor gloom of night 
stays these couriers from the swift completion of their appointed rounds".  
En el largo entablamento de piedra del edificio de correos de la ciudad de Nueva York hay una frase grabada a largo de toda la fachada. Letra por letra, el letrero de piedra dice así:


“NUNCA LA NIEVE, NI EL VIENTO, NI LA TORMENTA, NI LA LLUVIA, JAMAS IMPEDIRAN A ESTOS CORREOS LLEGAR A SUS PAUTADOS DESTINOS”.1

 

El blanco edificio, de estilo neoclásico, ocupa la manzana entera, y el largo texto en bajorrelieve recorre longitudinalmente de una manera monumental toda la cuadra, soportado robustamente por una fila de colosales columnas y una escalinata/pedestal, también de piedra. Detrás de la columnata, decenas de taquillas reciben y entregan el correo diariamente.

Cabe preguntarse, ¿qué sentirá el cartero promedio cuando entra o sale de este edificio, y pasa tantas veces de su vida laboral bajo estas palabras? ¿Cambiará su actitud ante el trabajo, ennoblecida por esta elevada exaltación de su oficio? ¿Sentiría lo mismo si en el entablamento dijese simplemente “Edificio de Correos”?

Una larguísima tradición relaciona la palabra a la arquitectura desde la Roma Imperial, teniendo sus momentos más destacados en el Renacimiento y el Barroco, en los siglos XVIII y XIX en Italia e Inglaterra, en un pequeño episodio Art Nouveau y finalmente durante el período fascista de la arquitectura italiana. Siempre que se ha querido acentuar, ennoblecer y magnificar el significado de un edificio, siempre que se ha querido aumentar su resonancia en la ciudad y su calidad como objeto memorable, y enriquecerlo a la par que embellecerlo aún más, se ha apelado a esta noble tradición, que podríamos denominar Tipografía Arquitectónica. La palabra tallada en piedra le ha pertenecido durante muchos siglos a la arquitectura, y solamente con las reducciones típicas de la Arquitectura Moderna, la ha ido perdiendo hasta quedarse con meros rótulos de letras hechas por encargo: torre tal, edificio cual.

El dominio de la publicidad en la ciudad también ha contribuido a restarle este valor a la arquitectura. La publicidad le ha robado la palabra y transformado el ambiente (para no decir que lo ha empobrecido). Mientras que los letreros tallados en piedra eran el medio más elevado que tenían los hombres para celebrar, para honrar y para recordar, y su diseño ameritaba tanto cuidado como cualquier otra parte del edificio, las vallas contemporáneas portan mensajes que saturan el paisaje y se anulan mutuamente.


Una balaustrada elevando una oración, un entablamento cantando agradecido las obras de un rey sabio y amado por su pueblo, un arco donde una nación inmortaliza sus triunfos guerreros, una cornisa enumerando los hombres notables nacidos en la ciudad, unos muros repitiendo las mejores letras de un autor, una calle celebrada por un soberbio rótulo de mármol, son también publicidad, sí, pero de los más importantes valores y de las cosas más bellas. La palabra, unida a la arquitectura, está allí para enriquecer la ciudad.

Educa y reverbera en la memoria para siempre.






NOTAS
1. "Neither snow nor rain nor heat nor gloom of night stays these couriers from the swift completion of their appointed rounds". Wikipedia: United States Postal Service Creed.



Publicado en: Arquitectura, EL NACIONAL, Caracas, 7 de Noviembre de 1993.

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