miércoles, 14 de mayo de 2014

Album



Vista desde el noreste de la Casa Club en 1930 (f. Archivo Fundación de la Memoria Urbana).
 

"Álbum h. 'Encerado blanco en el cual los funcionarios romanos
 daban a conocer sus edictos al pueblo'."
Juan COROMINAS.


Vistas canónicas de un pasado legendario
Cualquiera que ingrese hoy en Internet la frase "Caracas CountryClub", dará con decenas de imágenes. Encontrará desde óleos de Cabré y fotos contemporáneas de la vida actual del club, hasta viejas postales que muestran al Country en sus primeros años a principios del siglo veinte. En este último grupo de las cartas postales, el observador acucioso descubrirá un bello conjunto de postales fotográficas, a veces en sepia, a veces en blanco y negro, con el escudo del club, que por su muy bella factura y por ser muy semejantes en estilo, llaman la atención; tan semejantes son, que parecieran haber sido tomadas el mismo día por la misma persona.

De hecho, así fue. Estas postales provienen de un álbum tomado muy probablemente por el arquitecto Carlos Guinand Sandoz, en un solo día: el 1 de Diciembre de 1930.

Desde antes de los albores de la modernidad, los arquitectos e ingenieros siguen una práctica profesional: la de llevar el récord de sus obras mientras éstas se van construyendo. Forma parte de su responsabilidad, claro está. El momento estelar de estos registros es la obra terminada, lista, recién inaugurada en todo su monumental esplendor. Muchos álbumes fotográficos semejantes al que nos ocupa nos ayudan a disfrutar nuestro patrimonio moderno hoy como si lo viéramos por primera vez, en su apariencia más original. Quizás, mas idealizada, también. Ya que es la de la mirada de sus proyectistas.

Guinand Sandoz había culminado y dirigido la construcción de la Casa Club siguiendo el proyecto arquitectónico de Wendehack. Lógico es que le atribuyamos esta colección de 32 fotos, que es sencillamente, el más viejo testimonio que queda sobre cómo lucía la Casa Club al poco tiempo de ser inaugurada. Apuntes históricos para la arquitectura, para las artes decorativas, y también para la decoración.

Allí vemos el largo y monumental descenso que se hacía desde el eje norte del patio hasta la piscina de agua de manantial nutrida por el Ávila; apreciamos, en toda su fuerza exenta, la volumetría original sin construcciones que la estorben; descubrimos, al noroeste, el cuerpo de la cocina de la vieja casona de Blandín, los diferentes pequeños patios que articulaban graciosamente los cuerpos, los ojos de buey guardados por herrerías ornamentales y los antiguos contrafuertes de la fachada sur. 

No se quedan atrás en revelaciones los interiores, que nos recuerdan cómo la decoración acompañaba fielmente al Spanish Revival de la arquitectura. Los interiores lucían muy acordes a la Casa Club en 1930: con sus lámparas de mesa de cerámica pintada y pantallas de pergamino; con sus mesas de madera y pies de elaborado hierro forjado; sus cortinajes campestres; sus butacas orejonas y sofás con tapicerías marmolizadas y flecos de pasamanería; sus sillas de campaña de cuero (como para llevarlas de safari al África) y sus sillas de madera torneada de sabor más castizo; sus bergères de flores, sus chaises longues de bambú y sus mecedoras de mimbre…

Flotando en la red, las cartas postales y las fotos de este álbum 1930 aparecen y desaparecen de tanto en tanto. Los invito a estar atentos, para volver a reunirlo y conocer mejor lo que nos legaron los creadores de la Casa Club.
  
Vista desde el noreste de la Casa Club en 1930 (Postal. Archivo Fundación de la Memoria Urbana).




 Publicado en:  Pluscuamperfecto, Entresocios. Caracas Country Club, Caracas, 2014.


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