"El proyecto realizado para la sede del Country Club presentado al concurso por el Arq. M. Mujica (25 Septiembre 1928)" (f. Gasparini y Posani. "Caracas a través de su arquitectura", Fundación Fina Gómez, Caracas, 1969).
"De la luna a los reflejos
a lo lejos
árabe
torre se ve".
José ZORRILLA
Desde hace muchos años ronda en mi memoria una imagen proveniente del libro
Caracas a través de su arquitectura. Se
trata de una pequeña reproducción de una delicada perspectiva en acuarela. Majísima,
por cierto. El original ha debido ser a color, aunque allí fue reproducida en
blanco y negro.
Revisitando estilos y cadencias españolas, he vuelto de nuevo sobre ella
para escudriñarla, con la esperanza de que me revelara aún algún viejo secreto.
Sabemos tan poco de ese famoso concurso internacional de arquitectura que en
1928 se convocara para la casa sede del Caracas Country Club, y del cual -dicen-
!este es el único vestigio que nos queda! …No lo creemos. Pero así será, al
menos por ahora.
Como todos los dibujos que hiciera el maestro de la arquitectura español,
don Manuel Mujica Millán (Vitoria, España, 1897 - Mérida, Venezuela, 1963), su
autor, este también es un prodigio. Esta fechado: "25 S tbre 1928" en un ángulo. Los autores del libro,
Gasparini y Posani, en 1969 certificaron su vinculación
al concurso en la leyenda que lo acompaña de esta manera: "El proyecto
realizado para la sede del Country Club presentado al concurso por el Arq. M. Mujica". Así que no hay lugar a dudas.
Y aquí estoy. Heme aquí. Al borde del agua, asida a una hilera de
ladrillos, en el medio de un eje central de simetría bilateral, casi inmersa en
la alberca. Toda la arquitectura de la casa club mira tan intensamente hacia
los campos de golf, que me hace recordar la inscripción sobre el arco de entrada del Mirador
de Draxa en La Alhambra de Granada:
"No estoy sola, pues
desde aquí contemplo un jardín admirable".
Al levantar la mirada, tras el hilo de agua de la fuente, veo como se
levanta, majestuoso, el Alcázar de Mujica. La suntuosa casa club Neonazarí. En
la perspectiva no aparece el Avila, pero se adivina, se presiente tras la torre
dominante. Por un momento creo que estoy en el Patio de los Arrayanes: el mismo
estanque inmenso, rebosante y apacible flanqueado de verde por el que se deambula,
el mismo arco mozárabe tras el cual se perpetua un patio, el mismo pórtico dirigido
al sur (calcado sobre el de la vieja casa de Blandín); pero, inmediatamente, los
masivos volúmenes de la torre mirador y los simétricos cuerpos laterales, me
hacen sentir mas bien en una suerte de monumental Patio de Los Leones lleno de
bancos lineales de azulejos.
Este alcázar caraqueño, este reino nazarí, esta residencia de reyes soñada en 1928, de haberse construido en vez del
proyecto de Clifford Charles Wendehack que hoy disfrutamos, habría funcionado como
una ciudadela volcada sobre el paisaje de Olmsted Brothers, trocado por Mujica en
bosque perfumado del valle del Darro y Jardín del Paraíso.
Mi pequeña imagen, ejemplo histórico del retorno mítico al hispanismo que desde fines de los años veinte y por toda la década de los treinta vivió la arquitectura de Caracas, es también una evidencia de que el concurso internacional de la casa del Caracas Country Club, cada vez más parece haber sido convocado exclusivamente desde el espíritu del Spanish Revival.
Mi pequeña imagen, ejemplo histórico del retorno mítico al hispanismo que desde fines de los años veinte y por toda la década de los treinta vivió la arquitectura de Caracas, es también una evidencia de que el concurso internacional de la casa del Caracas Country Club, cada vez más parece haber sido convocado exclusivamente desde el espíritu del Spanish Revival.
Fotografia del Patio de los Arrayanes en el siglo XIX, La Alhambra de Granada (f. 1885, Rafael Garzon - tomado de http://rafaelgarzon.webcindario.com/ALH-alhambra.htm).
Publicado en: Pluscuamperfecto, Entresocios, Caracas Country Club, Caracas, Julio, 2014.
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