martes, 8 de enero de 2019

El segundo hombre


Carlos Guinand Sandoz, c. 1928 (f. Archivo Fundación de la Memoria Urbana).


“Es el segundo hombre el que determina
si la creación del primer hombre
será llevada adelante o será destruida.”
Edmund Bacon. 1

En un libro de texto de diseño urbano de 1976, están escritas las principales lecciones que uno puede aprender. Se trata de Diseño de Ciudades, de Edmund N. Bacon. Este libro legendario al que nunca haremos suficiente justicia, contiene en la página 108 una bella enseñanza: el principio del segundo hombre.

Bacon, planificador y profesor de urbanismo en Filadelfia, era especialista en explicar las ideas universales del urbanismo de forma inolvidable. Así, la Toscana del Renacimiento era el alicate del libro. Y, por ende, el principio del segundo hombre. Bacon sentenciaba: “Toda obra realmente grandiosa lleva dentro de sí fuerzas seminales capaces de influenciar y desencadenar en su derredor el desarrollo.” Y éso fue lo que ocurrió en la página 108, es decir, en Florencia, en la Piazza de la Santissima Annunziata.

Hacia 1427 Fillippo Brunelleschi culminaba su famoso Ospedale degli Innocenti. La esbelta arcada pública ocupaba toda la fachada este de la plaza. Tánta fue la belleza y elegancia de este diseño, que su fuerza generatriz influenciaría todos los proyectos que se sucederían en la plaza durante varias generaciones, resonando como un eco en los flancos del espacio urbano. Brunelleschi aparece en escena como el “primer hombre” de esta historia.

En 1516, al comisionar el nuevo edificio frente al Ospedale, la Loggia dei Servi di Maria, se llamó al arquitecto Antonio da Sangallo el Viejo, un discípulo de Bramante. Vino entonces el primer momento crucial. ¿Cambio o continuidad? La quietud de los ligeros soportales brunelleschianos blandían la respuesta. Sangallo tuvo ante sí una gran disyuntiva: o hacía su propia obra maestra, y optaba por otras geometrías y otros lenguajes, o tomaba “la gran decisión de vencer su urgencia por la auto-expresión”, siguiendo, casi al pie de la letra, el glorioso diseño de Brunelleschi. Con esta gran decisión de Sangallo el edificio sentó la forma de la Piazza della Santissima Annunziata y formuló, en el tren de pensamiento del Renacimiento, el “principio del segundo hombre”: es el segundo hombre el que determina si la creación del primer hombre será llevada adelante o será destruida.

En la Casa del Caracas Country Club existe otro notable episodio o ratificación de este principio. Cuando Clifford Charles Wendehack ganara el concurso para la sede del club en 1928, dejo sentado un proyecto con sus ideas para el edificio. Wendehack es así, el primer hombre de esta historia. Pero para la construcción de este proyecto hacia falta contratar a otro arquitecto que comprendiera la complejidad y la belleza ornamental de la arquitectura de Wendehack y a la vez conociera el medio y la construcción en Caracas. Este fue el arquitecto Carlos Guinand Sandoz: el segundo hombre de la Casa Club. 2

El maestro Guinand continuaría la obra de Wendehack, permitiendo que su proyecto se hiciera realidad y se perpetuase. A la vez, logro imprimir su manera personal, su arte de hacer arquitectura en toda la obra, toda vez que continuaba las ideas y el espíritu wendehackiano. Guinand, sabiamente,  cual un maestro del Renacimiento, optó por el “camino de la continuidad,” que no desdice de lo andado, que no destruye ni da por descontado… y donde sin embargo la obra personal sigue brillando con luz propia. Una bella historia que debe seguir siendo fuente de ejemplo e inspiración y que aspiramos a contarles en una próxima oportunidad.

Vista de la Piazza della Santissima Annunziata, Florencia, con la Loggia dei Servi di Maria a la izquierda y el Ospedale degli Innocenti a  la izquierda. Giuseppe Zocchi (f. Circa 1750. Christies.com).



NOTAS
1. Edmund N. Bacon. Diseño de Ciudades, Penguin Books, 1976.
2. José Luis Colmenares R. "Casa sede del Caracas Country Club. Arquitecto-Constructor: Carlos Guinand Sandoz. Proyecto original: Clifford Wendehack", en:  Carlos Guinand Sandoz, Claderca CA., Caracas, 1989, pp. 80-89.


Publicado en: Pluscuamperfecto, Entre socios, Caracas, Mayo, 2015. 



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