miércoles, 20 de marzo de 2019

Caracas Paradiso


 Detalle de la fachada norte de la Villa Planchart (f. Ana Luisa Figueredo, 2006)





It was the year 1953. A South American couple takes the decision of lending on the hands of Domus magazine´s Director, Milanese architect Gio Ponti –whom they did not know, except for the magazine itself-, their most precious possesion: the absolute finest property in the city of Caracas, placed on the valley´s highest hilltop with breathtaking vistas that vanish in the landscape. Up to here it already looks like an extraordinary story.

But there´s still much more to tell: multitalented Ponti had never been before in Venezuela; Armando and Anala Planchart, well-bred “Caraqueños” and both art lovers, did not want to dwell anymore in a traditional house. Ponti ignored how the plant that produces orchids looked like; the Planchart´s were not only orchid collectors, but wanted to exhibit their collection in their new surroundings; and while the architect was not familiar with distant Caracas, Mrs. Planchart demanded to see El Avila mountain from every newly-conceived single space…

And right on the studio´s drafting table in Via Dezza they met: Ponti and the Plancharts, with more than an ocean stucked between them; both, in front of a huge slice of drafting paper. What would later turned out to be –according to Ponti himself- his masterpiece, began to be drawn that morning, tangled amongst the images of his 1940s Mediterranean white houses, plunged on the sea views, and the diamond-shaped forms that also became part of the magnificent Pirelli Tower. The Villa Planchart –a.k.a. El Cerrito- and this story, multiplied on four hundred designing letters, on a profuse project and on an exquisite art, object and furniture collection all shipped expressly from Italy, next year (2007) arrive to their 50th anniversary.

While that day comes, the Fundación Armando y Anala Planchart, has forwarded the creation of a cultural centre in the property, seeking to provide for the preservation and the maintenance of the villa and its gardens and of a house for the elderly also built by the couple. Step by step, the Italian arch that once docked on a Caracas hill, prepares to sail on again, this time with the good news of an spotless architectural paradise.




Published: Andrew MacNair, editor. ZAPP, New York City, February, 2006.


Caracas Paradiso

 

Era el año de 1953. Una pareja suramericana roma la decisión de dejar en las manos del director de la revista Domus, el arquitecto milanés Gio Ponti -a quien no conocían, excepto por la revista-, su más preciada posesión: la mejor propiedad de la ciudad de Caracas, ubicada en la colina más alta del valle, con magníficas vistas que se pierden en el paisaje. Hasta aquí ya todo luce como una extraordinaria historia.

Pero todavía queda mucho por contar: el prodigioso Ponti nunca había estado antes en Venezuela; Armando y Anala Planchart, ambos caraqueños cultivados y amantes de las artes, no querían seguir viviendo en una casa tradicional; Ponti ignoraba cómo era la planta que produce las orquídeas; los Planchart eran no solo coleccionistas de orquídeas, sino que además querían exhibir su colección en su nueva residencia; y a pesar que el arquitecto no estaba familiarizado con la distante Caracas, la señora Planchart deseaba ver la montaña del Ávila desde cada uno de los espacios que él iba a concebir.

Y allí, sobre la mesa de dibujo en el estudio de Via Dezza se encontraron: Ponti y los Planchart, con más de un océano de por medio; frente a una enorme hoja de papel de croquis. La que más tarde se convertiría -según el mismo Ponti- en su obra maestra, se empezó a dibujar esa mañana, mezclada entre las imágenes de sus blancas casas mediterráneas de los 40 volcadas sobre la vista del mar y las formas adiamantadas de la magnífica Torre Pirelli. La Villa Planchart -alias El Cerrito- y esta historia, multiplicada en 400 cartas dibujadas, en un profuso proyecto y en una exquisita colección de arte, objetos y muebles enviada expresamente desde Italia, el año próximo (2007) arribará a su 50 aniversario.

Cuando la construcción de la villa empezó en 1954, Ponti comenzó a llamarla "mi joya", quizás ya imaginando su iluminador destino. En 1970, los Planchart crearon la Fundación Anala y Armando Planchart para velar por el ancianato que habían construido en las afueras de Caracas y para preservar su casa para la posteridad. Luego de donar ambos edificios a la fundación, vivieron en la villa hasta su muerte. Armando en 1978, Anala en 2005. Ahora la casa y sus jardines tienen un nuevo e importante rol; el de modelo para el naciente movimiento por la preservación de lo moderno en Latinoamérica.

Desde 2005, la villa sirve de sede para las muchas actividades culturales de la fundación, así como de extensión de la Embajada de Italia en Venezuela, albergando su apretada agenda cultural y social (Venezuela tiene la cuarta comunidad italiana más grande del mundo). Hoy espera por la construcción de un auditorio, a ser semienterrado en la colina, para ampliar su función de centro cultural. La villa "prediletta" de Gio Ponti está por empezar a vivir un nuevo capítulo de su maravillosa historia.




Publicado en: Andrew MacNair, editor. ZAPP, Nueva York, Febrero, 2006.





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