1. "La Calle principal de
Caracas, antes Calle de la Santísima Trinidad" (f. Archivo Fundación de
la Memoria Urbana).
"Transparente. Del lat. trans-, a través,
y parens, -entis, que aparece".
1
1. Por la calle del príncipe
La debacle de destrucción desatada en el valle de Caracas en los últimos
tiempos está llegando a niveles casi bíblicos. Al igual que la Ley, cuya
ignorancia no es excusa para su incumplimiento, debería serlo igualmente para
la Memoria Urbana: no conocerla no debería ser excusa para destruirla. Pero lo
ciudad está siendo demolida frente a nuestros ojos, por todas partes. Y entre
los episodios de esta monstruosa debacle (que veíamos venir), merece capítulo aparte
el que se dedica a la Calle principal de Caracas -hoy Bulevar Panteón- de
nuestro Centro Histórico: sencillamente, la calle más incomprendida y vejada en
toda Caracas.
Esta Calle principal -o Calle del Príncipe-, es la calle derecha de la
Catedral. En tiempos del Obispo Díaz Madroñero (1766) fue bautizada como Calle
de la Santísima Trinidad, luego renombrada como Carabobo. En suave pendiente, parte
desde la esquina de la torre de la Plaza Bolívar para lanzarse en sentido norte/sur
hacia el río y hacia "el Ávila cercano", siguiendo su cardinal
trazado de Indias.2 Es el segundo eje mayor de Caracas (el eje mayor es la
Calle Real, que va de este a oeste), uniendo al templo mayor de la ciudad con el
panorama mayor de la ciudad: la montaña.
En el proceso de construcción gradual de esta escena urbana tan clásicamente
caraqueña, el trayecto norte fue inmemorialmente siempre el predilecto. Es
hacia allá hacia donde se dirigieron desde el principio todas las miradas. Por
ello, la brevedad inicial de la calle, de solo cuatro cuadras, al ser cortada abruptamente
por "las empinadas barrancas" de la quebrada de Catuche, duró tan poco.3
En 1793, cual epifanía, surge una visión con talento. Muy urbana, y a la vez,
muy religiosa. Es la de la Iglesia de la Santísima Trinidad que se construiría sobre
la Sabana de Ñaraulí (actual San José). En una operación pionera de diseño
urbano, la Calle principal se alargó, saltando encima de la topografía con el Puente
de la Trinidad, para ir a rematar contra la portada del templo.
Todo un formidable imaginario urbano se gesta entonces, muy al gusto del
urbanismo del siglo XVIII, tan amante de los monumentos organizando visuales en
la fábrica urbana, pero sobre todo, muy íntimamente ligado a la historia del
ciudadano Simón Bolívar, cuyo nombre completo era, como todos saben, Simón José
Antonio de la Santísima Trinidad. El templo, "dedicado a la Santísima
Trinidad, con su propio nombre y advocación", se elevó entre la ciudad y
el piedemonte avileño celebrando la misma dedicación de "la capilla que
habían construido los antecesores de Bolívar en la Catedral, la devoción de la
familia".4
Todo ese sistema urbano altamente escenográfico, genuino, lleno de sentido,
se completará arquitectónicamente en la concepción tripartita de la fachada de
la iglesia, diseñada con tres naves "para que reflejara mejor el
simbolismo trinitario". "Tres puertas hacia el mediodía y dos torres
campanarias a los lados"; tres torres rematando la calle, tres torres
unidas a la torre principal de la ciudad a través de la perspectiva de la calle.
Ni que decir que esta se convirtió inmediatamente en una nave ceremonial al
aire libre… que con el tiempo recibiría, escenificaría y vería sucederse los
episodios de la vida y muerte del Libertador uno tras otro. Mientras tanto, al
fondo, la montaña, como telón de fondo integrado a la ciudad: "Y el Angelus lento siente la nostalgia / de
que se revisten las nieblas del Avila".5
No nos extrañe, pues, que un magistral arquitecto como lo era el español
Manuel Mujica Millán, educado en Barcelona, y diestro en las artes de la
arquitectura urbana, haya concebido en 1930 que las tres torres con las que sustituiría
las antiguas fueran totalmente transparentes, con largos ventanales en el fuste
y en el ático que dejaran ver la montaña incluso desde la Plaza Bolívar. Pero es
lógico: la ciudad que allí estaba ya lo había decidido antes por él. Mujica
solo tuvo que leerlo en la memoria urbana. Y acertaron ambos.
2. El Boulevard Panteón en los 2000 (f. Flickr.com).
2. El Boulevard Panteón en los 2000 (f. Flickr.com).
2. Mausofeo
Decía André Malraux cuando era Ministro de Asuntos Culturales de Francia en
los años 60, que los bienes culturales solo empiezan a existir cuando se los
nombra. Y así es. La historia que no se conoce, no se puede valorar. Como las
orquídeas no identificadas en la selva umbría.
No nos asombremos, entonces, cuando vemos a Caracas siendo vejada
sistemáticamente hoy en día. Hay pocas capitales del mundo tan poco protegidas
y con tan pocas obras publicadas sobre su arquitectura y urbanismo como la
nuestra. Su historia está prácticamente inédita. Por ello, todo el mundo piensa
que nada en ella vale la pena (aunque ustedes y nosotros sabemos que no es
así).
Pero en el caso de nuestra calle principal, no. Pesa sobre la abolición de
esta historia caraqueña una serie de declaratorias que la protegían: la del
Centro Histórico de Caracas, la del mismo Panteón Nacional como Monumento Histórico,
desconocidas una a una en nuestra calle principal. Pero es cuestión de tiempo.
La Ley, y la Memoria Urbana, tarde o temprano, prevalecerán.
NOTAS
1. Real Academia Española, Diccionario de la lengua Española, vigésima edición, Espasa-Calpe,
Madrid, 1984, p. 1331
2. Lucas Guillermo Castillo Lara. "El Panteón
Nacional, Tierra sagrada, ejemplo tutelar, lección de gloria", El Panteón Nacional, Ediciones Centauro,
Caracas, 1980, p. 18
3. "…la
calle central partía de la catedral. Hacia el norte se acababa a las cuatro
cuadras. Allí la ciudad terminaba abruptamente en las empinadas barrancas del
Catuche". L.G. Castillo Lara, Op.
Cit., 1980, p. 17
4. L.G. Castillo Lara. Ibid., 1980, p. 21
5. Eduardo Carreño. Nieblas, En: Lucas Guillermo Castillo Lara y Edgar Pardo Stolk, El Panteón Nacional, Ediciones Centauro,
Caracas, 1980, p. 19.
Publicado en: Opinion, @ElNacionalWeb, 8 de diciembre de 2014: http://www.el-nacional.com/hannia_gomez/torres-transparentes_0_533346716.html