"Farolas
de la Avenida principal del Caracas Country Club" (Postal - Archivo Fundación
de la Memoria Urbana)
“Todavía se deslizan por ahí los fantasmas de la
belleza
y rondan los lugares donde murió su honor”.
Alexander Pope.
El pasado octubre (2013), el World Monuments Fund incluyó en su Watch List 2014 de Patrimonio en
Peligro del mundo (junto a nuestra Ciudad Universitaria) las antiguas farolas
de hierro fundido de la ciudad de Berlín. Berlín, al igual que Caracas, es una
ciudad que no tiene su pasado inmaculadamente preservado y ha perdido gran
parte de sus elementos antiguos, no pudiendo ya permitirse el lujo de perder más
sin que esto represente profundo pesar para sus habitantes.
Las luminarias berlinesas, parte fundamental de la
infraestructura urbana, son del tipo Victoriano, unas 45.000 farolas en toda la
capital, muchas de ellas candelabros tipo “Hidra”, que datan de los 1890s. Buscando su
permanencia en la ciudad y su no sustitución por unas nuevas ajenas a la
memoria urbana, los ciudadanos hicieron una larga campaña que se corona con la nueva
protección. El derecho a tener una cálida iluminación nocturna que acompañe y
guíe al peatón, y el derecho a la conservación de una identidad urbana propia, son
los argumentos con que defienden a estas sobrevivientes, tras décadas de bombardeos
y agresiones.
Una situación no muy distante tenemos aquí. Desde
comienzos del siglo veinte, en una acertada estrategia de equipar a la capital
con un mobiliario urbano fabricado para durar, inscrita en la mejor tradición urbana
de Europa y América, se sembraron cientos de farolas de hierro y vidrio en las
nuevas urbanizaciones de valle del Caracas. Estas provenían de catálogos americanos
–especialmente del estado de Nueva York-, que fabricaban tipos clásicos de luminaria
de calle, como las farolas tipo “Estate”, tipicas del Caracas Country Club (que
también se usaron en La Florida sur y en El Rosal), o las farolas tipo “Memphis”,
propias de Las Mercedes.
La tipología de la farola artistica simple, de baja
altura, a la escala del paseante, de graciosa esbeltez pero robusta materialidad,
realza cada lugar donde se implanta. Así funciona en el Central Park de Nueva
York, con un fanal llamado, justamente, modelo “Central Park”. La “Central
Park” fue producto de un concurso de diseño organizado por el Central Park
Conservancy y ganado por Henry Bacon en 1907, para su uso específico en el
parque, y desde los años 70 es producida por una compañía de Manhattan, la
Sentry Electric Co. El uso de farolas semejantes caracterizará luego todos los
proyectos de la firma de Olmsted Brothers, nuestro propio club incluido.
De las luminaires originales del club quedan pocas, pero para muestra bien
basta un botón. Diseminadas por las calles de la urbanización, allí las
encontramos todavía, bellas, escondidas tras la vegetación, diezmadas y
olvidadas. Cosa curiosa, si observamos la imágenes de las primeras décadas del
club, la Avenida principal se encontraba flanqueada profusamente por ellas, y
otro tanto ocurría con el resto de calles y avenidas.
Nuestra “Estate” es de excepcional dignidad.
También conocida como “Tudor”, en clara referencia al estilo de proveniencia
inglesa, o bien como “Windsor”, es muy apropiada para un verde countryside. Su decorativa linterna tiene
ocho caras, sin púas (spikes) y sin
collar, y va muy de acuerdo con su poste facetado, que aquí era pintado de
blanco.
Si como los memoriosos berlineses, quisiéramos un
día devolver la iluminación original a nuestra histórica urbanización, recuperando
gran parte de su carácter, recordemos que la “Estate” aún es fabricada por muchas
compañías en los EUA. Pero, lo que es mejor, que en algunas viejas fundiciones
caraqueñas, como la Fundición Pla y la Fundición Caracas, aún es posible hacerse
de los moldes de sus piezas. Volverlas a hacer es posible, como ellas eran: in cast iron.
"Central Park" (Viñeta, The
New Yorker).
Publicado en: Pluscuamperfecto, Entresocios, Caracas Country Club, Caracas, 2013.
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