sábado, 5 de enero de 2019

Por la foresta urbana




1. Gigantesca Ceiba talada en Los Ruices la semana pasada (f. Luis Romero R, 2015).


"Somos los hijos de nuestro paisaje".
Lawrence Durrell.1

1. La ciudad de las talas
Cuando ya nos parecía imposible que la situación en esta ciudad pudiera ser "empeorable", resulta que viene y nos embate inmisericordemente una ola de dimensiones inéditas de ataques contra nuestra foresta urbana. Tan graves son las agresiones contra nuestros árboles, mutilados, talados a diestra y siniestra sin explicaciones y arrancados de los lugares donde se levantaban muchas veces desde hace más de un siglo, sin atender las quejas ni a las razones de la gente ni esgrimir otras -y menos ofrecer estudios de impacto ambiental o patrimonial-, que la mayoría de la indignada ciudadanía se encuentra sumida en tristeza y desconcierto, conmovida hasta lo indecible.

Los ciudadanos más organizados, sin embargo, como los vecinos de Santa Mónica, han debido interponer recursos contra estas talas y podas arbitrarias contra las autoridades responsables de los hechos, hasta ahora sin éxito. La arbitrariedad es galopante, tal y como vemos que está sucediendo (2015) con la hilera de árboles en el cauce del río Valle, junto a la Autopista Valle-Coche, que incluso estaban amparados por la Protección al Patrimonio Forestal de la Parroquia San Pedro por medio de una decisión judicial del 3 de marzo de 2010, emanada del Tribunal 16° de Primera Instancia en Funciones de Control del Area Metropolitana de Caracas.2 Hoy en la manana, esos mismos valerosos vecinos seguiran denunciando este crimen ecológico ambiental y urbano en el Cabildo Metropolitano.

Los casos se multiplican, con dimensiones y gravedad que desconocíamos en Caracas. Los ataques, ahora, fuera de los usuales vecinos egoístas de siempre y que siguen en lo suyo (esos que echan kerosén a las raíces de los árboles que les molestan para poder montar sus vehículos con más comodidad en las aceras), consisten en tumbar ejemplares de gran valor paisajístico para levantar un puente o hacer un nuevo viaducto, como ocurrió con el Mare mare maravilloso de la Avenida Río de Janeiro, que era una explosión de color cada Semana Santa, o la reciente tala de una Ceiba centenaria a la salida de la urbanización Los Ruices, la cual hacia pareja con otra Ceiba contemporánea enfrente, en La Carlota. Igualmente, la liviandad con que se decide acabar con un árbol y el rupestre sistema de podas vegetales vigente en todas las alcaldías de la Gran Caracas, clama al cielo. La esquizofrenia del gobierno urbano de esta ciudad no ayuda tampoco ni al avance en este sentido ni al intercambio de las buenas iniciativas en el área, cuando las hay.  De lo fito-sanitario debemos evolucionar al manejo de la foresta urbana.

Mientras en otras ciudades del mundo lo que se está buscando es el reverdecimiento y la disminución del tránsito automotor y de las superficies de cemento, aquí ocurre surrealistamente lo contrario. Porque no se trata simplemente de transplantar lo que estorbe. El paisaje urbano de Caracas tiene memoria vegetal y los árboles también son patrimonio: ambiental, escénico, urbano, visual e histórico en muchos casos. No es lo mismo una larga hilera verde de árboles bordeando el río Valle y sirviendo de colchón ambiental de la autopista, que encontrarlos trasplantados por allá en la pirámide rosada (aunque confesamos que nos encantaría que la ocultaran de nuestra vista!). Afortunadamente, los despiertos vecinos y muchas ONGs defensoras de los árboles, como el Grupo Ecològico San Pedro, Las niñas que siembran, Caracas en flor, Caracas a pie, el Frente en Defensa del Norte de Caracas, la Fundación de la Memoria Urbana, los vecinos de San Bernardino y de Los Palos Grandes y tantos otros más, se han puesto en pie de lucha para dar frente a la situación, con campanas admirables como #EstosArbolesTienenDolientes) y renovada presencia en los medios. El reclamo, es establecer un diálogo preventivo. 

Aquí nadie quiere ser pugnaz, sino al contrario, lo que necesitamos es se haga siempre una consulta publica y que establezca un diálogo permanente con los caraqueños cada vez que vaya a proyectar una obra publica.3 Nada más el mencionado concepto global de #ForestaUrbana, creado para la preservación y aumento de los árboles que como un gran conjunto sostienen la calidad de vida en la ciudad, es un buen punto por el que podemos comenzar a conversar.

2. Avenida Los Samanes, La Florida, Caracas (f. S/f. Archivo Fundación de la Memoria Urbana).

2. Infraestructura verde
Hace falta alcanzar una visión común que nos permita proteger y manejar con profesionalismo nuestro dosel de árboles urbanos. Dosel, si: tolda, baldaquín, fronda que nos protege y nos cobija placenteramente a todos por igual. El complejo sistema de árboles, plantas, suelo, aire, agua y vida salvaje de nuestra foresta urbana necesita de ese acuerdo colectivo, eso si: actualizado con las expectativas y restos actuales frente al calentamiento global.

Cuantos árboles tiene Caracas? Cada árbol en la ciudad deberá ser censado. Y los árboles centenarios o los que pertenecen a paisajes culturales específicos, deberán ser protegidos con declaratorias de patrimonio (algo que afortunadamente ya comenzó a hacerse en muchos municipios.4 Sin duda, los árboles en las calles son los más importantes, porque mejoran la vida de los que por ellas transitan. Cada calle de la ciudad es un caso distinto y los vecinos tendrán que conocerlas mejor y responsabilizarse por ellas. Hacer memoria urbana es también conocer los valores y carencias vegetales y ambientales de la ciudad.
La infraestructura verde, nueva rama de la ingeniera, tiene funciones especificas en la reducción de los costos de enfriamiento y consumo eléctrico en la ciudad. En estos días de calor y de canícula, creemos que los funcionarios que nos leen comprenderán mejor lo que decimos. Pero también en el aumento de la peatonalidad, de la sostenibilidad y en la reducción de los índices urbanos de criminalidad.

En este mes de Mayo, proverbial Mes de la Flores en Venezuela, el nuevo lema que se impone para los actores que gobiernan la ciudad es: No talarás.




NOTAS
1. "We are the children of our landscape; it dictates behaviour and even thought in the measure to which we are responsive to it". Lawrence Durrell. Justine, 1957.
2.3. D.M., "Árboles extraídos afectan el equilibrio medioambiental", El Universal, Caracas, 29/04, 2015: http://m.eluniversal.com/caracas/150429/arboles-extraidos-afectan-el-equilibrio-medioambiental
4. Estamos orgullosos de haberle propuesto la categoría Arbol centenario al Instituto del Patrimonio Cultural en 2005. Ver: blog CARACAS MODERNA: http://fundamemoria.blogspot.com/.../Arbol%20centenario


Publicado en: @ElNacionalWeb, Caracas, octubre, 2015.

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