La torre de Thoor Ballylee, en County Galway, Irlanda, restaurada por W.B. Yeats en 1917 (f. genslin.us).
1. El campo de batalla
Mucho se ha dicho que la ciudad, con sus arquitecturas de todas las épocas, es como un inmenso lienzo, como un extenso libro, en el que pocos leen en toda su profundidad y belleza. La vida cotidiana de la mayoría transcurre entre estos mudos ejemplares de la imaginación urbana sin llegar siquiera a atisbar qué misterios encierran. Por entre ellos circulan sin saber a qué ideales cantaron, cuáles fueron sus significados verdaderos. Así, día a día, decenas de obras son destruidas en el campo de batalla que es la vasta ciudad contemporánea por los bombardeos de la incomprensión y la ignorancia. La arquitectura de la ciudad cae en las trincheras, se disuelve en el polvo: arden sus biliotecas de sabiduría que nunca fueron leídas por nadie.
2. Hombre de armas
Hace ya casi un siglo, en Irlanda, un gran poeta convirtió el saber constructivo y la condición urbana de su hogar en el leitmotiv de toda su obra. Habitando una torre de guardia enclavada en la muralla de piedra de un pequeño condado cercano a la costa normanda, armó una postura para dar su lucha personal contra las injusticias de la sociedad de su época y el empobrecimiento humano que veía avecinarse. El ejemplo de su resistencia poética a través del uso de las simbologías de una arquitectura fortificada, puede servirnos para atisbar hasta dónde puede cargarse de significado una simple construcción.
William Butler Yeats levantó Thoor Ballylee junto a un riachuelo en County Galway, Irlanda, muy cerca del Océano Atlántico. Ese fue su bastión. Desde allí se sentía centinela de toda la humanidad. Estaba lejos, muy lejos de todo, y, sin embargo, muy cerca de los problemas del siglo y de su país. Cada piedra, cada espacio y hasta la forma misma de la arquitectura bélica de la torre, en toda su romántica condicion de ruina habitada, le fueron dando forma al alma de un hombre de armas.
3. La construcción de la torre
Bill Hendersen relata en su libro La construcción de la torre (2000) la epopeya restauradora de Yeats. El poeta había comprado "esta semirruina de la era Normanda en 1917 por 35 libras y vivió allí muchos veranos con su esposa, Georgina, y sus niños. Los pisos de todas las habitaciones se habían podrido y el techo había sido barrido por el viento. Trabajando con un constructor local, y determinado a mantener las limpias líneas normandas, usó en su restauración vigas, gruesas planchas de madera y piedras del pavimento, provenientes de un viejo molino cercano".1
Los largos veranos empleados en la restauración, hecha a mano, y los que pasó dentro de ella, marcaron profundamente la obra de Yeats, quien recordó su labor en su poema “To be Carved on a Stone at Thoor Ballylee” ("A ser grabado en una piedra de Thoor Ballylee"):
I the poet William Yeats,
With old mills boards and sea green slates,
And smithy work from the Gorft forge
Restored this tower for my wife George.
And may these characters remain
When all is ruin once again.
Yo el poeta William Yeats,
Con planchas de un viejo molino, pizarras verde mar,
Y el trabajo de filigrana de la forja Gorft
Restauré esta torre para mi esposa George.
Puedan estos caracteres permanecer
Cuando todo sea ruina otra vez.
Solo en 1928, las continuas inundaciones del río y la humedad de la piedra hicieron que la familia dejara su torre. El edificio permaneció no obstante "como una imagen central" en su poesía posterior, como podemos apreciar en el siguiente fragmento:
An ancient bridge and
A more ancient tower,
A farmhouse that is sheltered by its wall
An acre of stony ground.
Where the symbolic rose can break in flower.
Un antiguo puente y
Una torre aún más antigua,
Una granja que es protegida por su muralla
Una manzana de pisos de piedra
Donde la rosa simbólica pueda florecer.
Cada espacio arquitectónico de la torre tendrá en su obra literaria un símil poético y viceversa. Como nunca, una obra, un edificio puede ser física y literariamente el mismo.
4. "Yo declaro esta torre mi símbolo"
Son personajes importantes de la obra de Yeats el puente que lleva al pueblo, desde el cual se vislumbra la forma pura de la torre, el umbral de la puerta, cada una de las habitaciones, cada ventana, el mirador sobre el techo y, por encima de todo, la escalera de caracol. El piso más bajo, con “grandes y anchas ventanas abriendo sobre el río”, deviene comedor familiar. También servía como estudio, en el que a menudo se escribía a la luz de una vela en la noche. Los próximos dos pisos eran habitaciones, y la cámara superior, llamada "el cuarto del extraño", fue destinada a la meditación.
Los cuatros pisos estaban conectados por la citada escalera de caracol, que se convirtió para Yeats en el símbolo del ascenso por los peldaños de la conciencia y de la progresión cíclica de la historia. En su antología de 1932, titulada The Winding Stair and Other Poems (La escalera tortuosa y otros poemas), anunció:
I declare this tower is my symbol: I declare
This winding, spiring treadmill of a stair
Is my ancestral stair...
Yo declaro esta torre mi símbolo: Yo declaro
Que este tortuoso, canal espiral de una escalera
Es my escalera ancestral... 2
En todos sus libros se medita profundamente sobre la arquitectura, pero es especialmente en el célebre The Tower (La torre), de 1928, que poesía y arquitectura ya son una sola cosa. Jean-Yves Masson, jefe de las Ediciones Verdier en la Normandía francesa, escribe al respecto: "esta torre de guardia se convierte para el poeta en el símbolo del espíritu". Aparece por primera vez en Los Cisnes Salvajes de Coole, con dos poemas: en "Plegaria al momento de entrar en mi casa" el poeta tomaba posesión del lugar, y en "Las fases de la Luna" pasa sobre el puente que lleva al cottage para percibir en la noche el calor de la vela en la ventana, a lo alto de la torre.
Allí recuerda el lugar elegido, que aparecía en un grabado caro a Yeats, La torre solitaria de Samuel Palmer (1880). Thoor Ballylee está por todas partes.
Decía el poeta que "eso que llamamos civilización no es jamás algo adquirido, sino siempre un combate contra la barbarie". Esta torre, en su soledad extrema, debería convertirse en protectora de nuestro campo de batalla local, y así puedan nuestros caracteres urbanos permanecer, "cuando todo sea ruina otra vez".
Publicado en: Arquitectura, EL NACIONAL, Caracas, Lunes 20 de Mayo de 2002.
Mucho se ha dicho que la ciudad, con sus arquitecturas de todas las épocas, es como un inmenso lienzo, como un extenso libro, en el que pocos leen en toda su profundidad y belleza. La vida cotidiana de la mayoría transcurre entre estos mudos ejemplares de la imaginación urbana sin llegar siquiera a atisbar qué misterios encierran. Por entre ellos circulan sin saber a qué ideales cantaron, cuáles fueron sus significados verdaderos. Así, día a día, decenas de obras son destruidas en el campo de batalla que es la vasta ciudad contemporánea por los bombardeos de la incomprensión y la ignorancia. La arquitectura de la ciudad cae en las trincheras, se disuelve en el polvo: arden sus biliotecas de sabiduría que nunca fueron leídas por nadie.
2. Hombre de armas
Hace ya casi un siglo, en Irlanda, un gran poeta convirtió el saber constructivo y la condición urbana de su hogar en el leitmotiv de toda su obra. Habitando una torre de guardia enclavada en la muralla de piedra de un pequeño condado cercano a la costa normanda, armó una postura para dar su lucha personal contra las injusticias de la sociedad de su época y el empobrecimiento humano que veía avecinarse. El ejemplo de su resistencia poética a través del uso de las simbologías de una arquitectura fortificada, puede servirnos para atisbar hasta dónde puede cargarse de significado una simple construcción.
William Butler Yeats levantó Thoor Ballylee junto a un riachuelo en County Galway, Irlanda, muy cerca del Océano Atlántico. Ese fue su bastión. Desde allí se sentía centinela de toda la humanidad. Estaba lejos, muy lejos de todo, y, sin embargo, muy cerca de los problemas del siglo y de su país. Cada piedra, cada espacio y hasta la forma misma de la arquitectura bélica de la torre, en toda su romántica condicion de ruina habitada, le fueron dando forma al alma de un hombre de armas.
3. La construcción de la torre
Bill Hendersen relata en su libro La construcción de la torre (2000) la epopeya restauradora de Yeats. El poeta había comprado "esta semirruina de la era Normanda en 1917 por 35 libras y vivió allí muchos veranos con su esposa, Georgina, y sus niños. Los pisos de todas las habitaciones se habían podrido y el techo había sido barrido por el viento. Trabajando con un constructor local, y determinado a mantener las limpias líneas normandas, usó en su restauración vigas, gruesas planchas de madera y piedras del pavimento, provenientes de un viejo molino cercano".1
Los largos veranos empleados en la restauración, hecha a mano, y los que pasó dentro de ella, marcaron profundamente la obra de Yeats, quien recordó su labor en su poema “To be Carved on a Stone at Thoor Ballylee” ("A ser grabado en una piedra de Thoor Ballylee"):
I the poet William Yeats,
With old mills boards and sea green slates,
And smithy work from the Gorft forge
Restored this tower for my wife George.
And may these characters remain
When all is ruin once again.
Yo el poeta William Yeats,
Con planchas de un viejo molino, pizarras verde mar,
Y el trabajo de filigrana de la forja Gorft
Restauré esta torre para mi esposa George.
Puedan estos caracteres permanecer
Cuando todo sea ruina otra vez.
Solo en 1928, las continuas inundaciones del río y la humedad de la piedra hicieron que la familia dejara su torre. El edificio permaneció no obstante "como una imagen central" en su poesía posterior, como podemos apreciar en el siguiente fragmento:
An ancient bridge and
A more ancient tower,
A farmhouse that is sheltered by its wall
An acre of stony ground.
Where the symbolic rose can break in flower.
Un antiguo puente y
Una torre aún más antigua,
Una granja que es protegida por su muralla
Una manzana de pisos de piedra
Donde la rosa simbólica pueda florecer.
Cada espacio arquitectónico de la torre tendrá en su obra literaria un símil poético y viceversa. Como nunca, una obra, un edificio puede ser física y literariamente el mismo.
4. "Yo declaro esta torre mi símbolo"
Son personajes importantes de la obra de Yeats el puente que lleva al pueblo, desde el cual se vislumbra la forma pura de la torre, el umbral de la puerta, cada una de las habitaciones, cada ventana, el mirador sobre el techo y, por encima de todo, la escalera de caracol. El piso más bajo, con “grandes y anchas ventanas abriendo sobre el río”, deviene comedor familiar. También servía como estudio, en el que a menudo se escribía a la luz de una vela en la noche. Los próximos dos pisos eran habitaciones, y la cámara superior, llamada "el cuarto del extraño", fue destinada a la meditación.
Los cuatros pisos estaban conectados por la citada escalera de caracol, que se convirtió para Yeats en el símbolo del ascenso por los peldaños de la conciencia y de la progresión cíclica de la historia. En su antología de 1932, titulada The Winding Stair and Other Poems (La escalera tortuosa y otros poemas), anunció:
I declare this tower is my symbol: I declare
This winding, spiring treadmill of a stair
Is my ancestral stair...
Yo declaro esta torre mi símbolo: Yo declaro
Que este tortuoso, canal espiral de una escalera
Es my escalera ancestral... 2
En todos sus libros se medita profundamente sobre la arquitectura, pero es especialmente en el célebre The Tower (La torre), de 1928, que poesía y arquitectura ya son una sola cosa. Jean-Yves Masson, jefe de las Ediciones Verdier en la Normandía francesa, escribe al respecto: "esta torre de guardia se convierte para el poeta en el símbolo del espíritu". Aparece por primera vez en Los Cisnes Salvajes de Coole, con dos poemas: en "Plegaria al momento de entrar en mi casa" el poeta tomaba posesión del lugar, y en "Las fases de la Luna" pasa sobre el puente que lleva al cottage para percibir en la noche el calor de la vela en la ventana, a lo alto de la torre.
Samuel Palmer. La torre solitaria, 1880.
Allí recuerda el lugar elegido, que aparecía en un grabado caro a Yeats, La torre solitaria de Samuel Palmer (1880). Thoor Ballylee está por todas partes.
Decía el poeta que "eso que llamamos civilización no es jamás algo adquirido, sino siempre un combate contra la barbarie". Esta torre, en su soledad extrema, debería convertirse en protectora de nuestro campo de batalla local, y así puedan nuestros caracteres urbanos permanecer, "cuando todo sea ruina otra vez".
Inscripción en Thoor Ballylee (f. genslin.us).
NOTAS:
1. Bill Hendersen. La construcción de la torre, 2000.
2. William Butler Yeats. The Winding Stair and Other Poems, 1932.
NOTAS:
1. Bill Hendersen. La construcción de la torre, 2000.
2. William Butler Yeats. The Winding Stair and Other Poems, 1932.
Publicado en: Arquitectura, EL NACIONAL, Caracas, Lunes 20 de Mayo de 2002.
Me encanta tu blog, tanto como por lo que escribes, como por el ejemplo que das por el mantenimiento de nuestro patrimonio arquitectónico en Caracas,me gustaría que visitases mi blog fotográfico: caracasreminiscente.blogspot.com. Saludos
ResponderBorrarGracias por el Link
ResponderBorrarYa teniamos varias fotos suyas publicadas en nuestros grupos en facebook CARACAS y CARACAS II...
Saludos,
Hannia
FUNDACION DE LA MEMORIA URBANA