martes, 17 de diciembre de 2019

Un Renacimiento Moderno


Graziano Gasparini. Tanaguarena, 1954 (f. Armando Planchart, 1954. Archivo Gio Ponti Caracas. Fundación Anala y Armando Planchart).

«Hay que levantarse muy temprano
para ganarle a Graziano«.
Raúl Garmendia, c. 1970.

1. Arquitectura e si

El pasado 30 de noviembre falleció en Caracas el arquitecto e historiador de la arquitectura Graziano Gasparini. Aunque su avanzada edad nos tenía desde hacía tiempo preparándonos inevitablemente para despedirlo algún día -que esperábamos fuera más lejano-, siempre su espíritu jovial y su despierta inteligencia nos disuadían cada vez de la idea, haciéndonos creer que batiría sin duda todos los récords de longevidad junto al propio récord nacional que ostentaba de sus libros escritos, siempre con un par de ellos en el tintero, como nos tenía acostumbrados.

Hoy, las crónicas nos refrescan la importancia de su obra y lo dilatado de su extraordinaria carrera para impresionarnos nuevamente, aunque la certeza de su trayectoria ha acompañado continuamente a varias generaciones de arquitectos con su presencia formidable, como si fuera la montaña del Ávila de la arquitectura en Venezuela: sólida, segura y sobre todo, monumental. 1,2,3.

Gasparini está presente en la arquitectura de Venezuela y de Latinoamérica por donde quiera que se mire. Empezando por la literatura arquitectónica. Una revelación para cualquiera que se tope con sus libros, donde su amor por la cultura de la arquitectura le instaba a hacer gala en sus textos de cada preciosa palabra existente en castellano para referirse a cada parte de un edificio o de la ciudad con verbo exacto. Porque la restauración fue también la de nuestra lengua arquitectónica. Solo mucho más tarde vinieron los Glosarios de Luis Fernández-Galiano en Arquitectura Viva… Eso, nada más, le abrió la puerta a más de uno para asomarse al mundo fantástico del saber arquitectónico. Una invitación al paraíso.

O la precisión pictórica de sus fotografías. Por aquello de que una imagen dice más que mil palabras, y entonces, aquí las imágenes de nuestra arquitectura precolombina, colonial, republicana  y moderna eran filtradas por esa particular composición geométrica suya tan amante del claroscuro que inmortalizaba los lugares dejándolos grabados indeleblemente en la memoria. De alguna manera, como idealizados. Cosa que sucedía aun más intensamente con las escenas arquitectónicas y urbanas en su pintura, destilando metafísica en su personal contemplación del paisaje latinoamericano desde la memoria italiana de sus ancestros.

Y es que las Italias de Gasparini marcaron la percepción de Venezuela con un stil nuovo. Y nuestra arquitectura pudo verse liviana, pudo ser monumental, pudo ser veneciana, fue scarpiana, fue zeviana, fue pontiana y fue sobre todo italianamente moderna, como todas esas Italias que aún no hemos desglosado del todo, porque todavía está pendiente el análisis detallado de su obra, especialmente la arquitectónica. Nada más hermoso que leer su argumentación relacionando a Adolf Loos y la riqueza povera de la arquitectura colonial venezolana.

Algo que en Docomomo Venezuela empezamos a hacer en 2013 en la exposición Las Italias de Caracas, donde el desaparecido maestro tenía un capítulo titulado «Graziano, arquitecto en Venezuela», que comenzaba diciendo: «El viejo adagio veneciano que reza ‘Veneziani, poi cristiani‘, habría que modificarlo por ‘Veneziellano, poi cristiano‘, para poderlo aplicar a este veneciano llegado al país en 1948, quien ha puesto en su vida a Venezuela por encima de todas las cosas».4

 Casa Gasparini 1, Junko Country Club, Caracas  (f. Graziano Gasparini).


Sí: mucho nos hará falta. Por todas estas y más razones que todos conocemos, pero sobre todo en este momento difícil que atravesamos, por su valentía sin pelos en la lengua para llamar las cosas por su nombre. Tiempos en que la anomia y la anarquía han precipitado las violaciones de la Ley de Defensa y Protección del Patrimonio Cultural, las cuales están desatadas como nunca, con renovada furia, y la legalidad y las declaratorias patrimoniales están padeciendo una nueva ola de invisibilidad, donde pareciera que ni siquiera existen, porque ya nadie las acata… Hoy, las demoliciones y las desfiguraciones lamentablemente solo van in crescendo…  Y habrá que recordar mucho a Gasparini y continuar denunciando con propiedad, con fuerza y sin desmayo los escándalos, las atrocidades y la barbarie que se suscitan todos los días a lo largo y ancho del territorio nacional -y también en el resto del mundo- contra la memoria urbana y la historia de la arquitectura.

Así, releamos pues su último libro, Arquitectura y no (Caracas, Editorial Arte, 2016), y asumamos la tarea que nos lega de seguir peleando con seriedad, criterio y conocimiento de causa por nuestro país arquitectónico. Para que algún día podamos de nuevo volver a decir en este país: Arquitectura e si.

2. Memoria urbana

En este año de 2019 en que a Gasparini le tocó dejarnos, el mundo está en medio de la celebración del 500 aniversario del nacimiento del más universal de los hombres, Leonardo da Vinci. Y junto con ella viene naturalmente la revisión contemporánea del concepto de la universalidad renacentista, sus cruces transcientíficos y la naturaleza transartística del genio de Leonardo. Un zeitgeist ideal también para revisar el legado de su compatriota moderno, quien fuera arquitecto, profesor, historiador, investigador, autor, crítico de arquitectura y de arte, galerista, restaurador de monumentos, fundador de instituciones, delegado, scholar fotógrafo y pintor, todo ello a la vez, alla maniera rinascimentale.

Universalidad que, junto a su admirablemente actual y premonitoriamente contemporánea visión sobre la restauración del patrimonio arquitectónico y sobre la conservación de la ciudad (Gasparini ya había sido «desde 1974 hasta 1982 fundador y primer director de la Dirección de Patrimonio Histórico, Artístico y Ambiental del Conac», que consolidara la protección del patrimonio en Venezuela)5, al pasar al siglo XXI no se detuvo nunca en la tarea, siguiendo adelante hacia la modernización y perfeccionamiento de su propia scarpiana visión del restauro, saltando a la escala urbana y abrazando la herencia de la modernidad, para lo cual participó con entusiasmo y generosidad en la creación de la Fundación de la Memoria Urbana en 2000, del Centro de la Ciudad en 2001 y de Docomomo Venezuela en 2010, todas instituciones amparadas por su experiencia e inspiradas en su manera de entender el patrimonio. Nada más por ello, nosotros personalmente le estamos eternamente agradecidos.

Nunca se nos olvidará aquel día del año 2000, cuando todavía estaban frescas las ruinas del edificio Galipán, demolido el 28 de diciembre de 1999, Día de los Inocentes. Ese día le propusimos hacer una fundación para salvar la arquitectura moderna en Venezuela que poéticamente llamaríamos «Fundación de la Memoria». A lo que el nos contestó: «No. De la memoria solamente, no. Porque ningún monumento está solo en la ciudad: la ciudad lo acompaña y a la vez, él califica a la ciudad. Nuestra fundación se llamará Fundación de la Memoria Urbana».

Y como en aquel cuadro de Gentile Bellini sobre la Piazza San Marco al que tanto hacía referencia para explicar el significado de la conservación, también en la ciudad moderna a partir de entonces los monumentos de la modernidad deberían ser conservados no como objetos abstractos aislados, sino junto con su entorno… como en las ciudades tradicionales italianas.
Así, la Lista de la Caracas Moderna surgió.5 Y gracias a Graziano Gasparini, fue como un nuevo Renacimiento Moderno.


In memóriam Graziano Gasparini (Gorizia, 1924 – Caracas, 2019).

Procesión en la Plaza San Marco. Gentile Bellini, 1496 (f. Gallerie dell’Accademia, Venecia.



Publicado en:  Opinión, @ELNACIONALWeb, Caracas,  Diciembre 17 de 2019: https://www.elnacional.com/opinion/un-renacimiento-moderno/


NOTAS
1. Guadalupe Burelli. «Graziano Gasparini (1924-2019): el historiador de la arquitectura colonial venezolana», Italia y Venezuela: 20 testimonios, Prodavinci, 23 de septiembre, 2009: https://prodavinci.com/graziano-gasparini-1924-2019-el-historiador-de-la-arquitectura-colonial-venezolana-1/
2. Papel literario.»Graziano Gasparini: el caminante que se detuvo en los monumentos», El Nacional, Caracas, febrero 3, 2019: https://www.elnacional.com/papel-literario/graziano-gasparini-caminante-que-detuvo-los-monumentos_269294/
3. Marco Negrón. «La pasión de Graziano», TalCual, Caracas, 10 de diciembre, 2019: https://talcualdigital.com/la-pasion-de-graziano-por-marco-negron/
4. Docomomo Venezuela «Graziano, arquitecto en Venezuela», Las Italias de Caracas, Sala TAC, Caracas, 2013.
5. Wikipedia: «Graziano Gasparini»: https://es.wikipedia.org/wiki/Graziano_Gasparini
6. Caracas Moderna: https://fundamemoria.blogspot.com/



El parque


Vista del Caracas Country Club desde el aire. Al centro, la desaparecida quinta Los Pinos (f. Yann Arthus-Bertrand, 2009).

"Plus on connaît,
plus on aime".
Leonardo da Vinci. 1


En arquitectura existe una expresión muy hermosa, una celebre metáfora botánica, parque arquitectónico. En ella se reconoce la analogía que se establece entre las creaciones humanas y las creaciones divinas, donde el arte se erige como una nueva naturaleza creada por el hombre. Desde tiempos inmemoriales, el Jardín del Edén fue también un mítico paraíso arquitectónico, rodeado de murallas, con sus monumentales puertas, surcado de canales y sembrado de estanques y fuentes.

En el Pequeño Larousse Ilustrado, planta aparece como una expresión proveniente del latín que significa "nombre general que comprende todo lo que vive adherido al suelo por medio de raíces".2 Así, la botánica es "el estudio de las plantas". Similarmente, la arquitectura comprende también el estudio de las dibujos y de los planos de los edificios, es decir de las plantas, igualmente adheridas al suelo, y dejando en el sensibles raíces… No es casual que a las representaciones bidimensionales de los edificios se les llame "plantas", y no tan solo porque son plausibles de ser recorridas por los pies humanos.

Continuando con la analogía botánica, un edificio de nueva planta es un proyecto nuevo. Un edificio bien plantado, es un proyecto bien planteado. La historia de la arquitectura es como un herbolario. Un darwiniano estudio del origen y la evolución de las especies: desde la cabaña primitiva hasta la más fractal de las arquitecturas contemporáneas. El desfile magnifico de las arquitecturas por la historia está lleno así de las más exóticas floraciones, de especimenes de todos los tipos. A veces, flores de un día; a veces, flores eternas, que generalmente, cuanto más bellas, se volvieron más importantes, y por ende, más influyentes  e inolvidables.

La expresión parque arquitectónico se usa, pues, comúnmente para designar grandes territorios que contienen una serie de edificios que comparten características y valores comunes. Pueden ser de un mismo uso, como una ciudad universitaria, por ejemplo, o de una misma época, como una ciudadela fortificada de la Toscana. O pueden ser, como ocurre en el Caracas Country Club, como una colección de arquitecturas notables diseñadas por distintos arquitectos en distintas décadas dentro de un  paisaje cultural que les es común a todas. En este caso, el paisaje cultural creado por Olmsted Brothers en 1928, celebrando la belleza natural original del valle de Caracas.

En el parque arquitectónico del Country cada pieza a la vez que es única, detentando un momento singular e irrepetible, de los 30, 40, 50, 60, 70, neohispanas, modernas, Art Déco, neovascas, neocoloniales, neoprovenzales, concurren con su presencia a la belleza coral del conjunto. Todas, suman en la creación de este jardín inigualable de la modernidad caraqueña. De allí la importancia de la declaratoria patrimonial del Caracas Country Club como urbanización completa. 

Es el reconocimiento a su verdadera naturaleza, que todos debemos conocer, a fin de poder amarla y en definitiva, poderla conservar.






Publicado en: Pluscuamperfecto, Entresocios, Caracas, Diciembre de 2019.


NOTAS
1. "Mientras más conocemos, más amamos". Leonardo da Vinci (1452-1519).  Tomado de Cuadernos.
2. Miguel de Toro y Gisbert. Pequeño Larousse Ilustrado, Librairie Larousse, Imprimerie Larousse, Montrouge, 1970, p. 811.

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