De todos los edificios que hiciera Gio Ponti en Italia, es la Torre Pirelli (Milán, 1956), impactada fatídicamente el jueves pasado (2002) por una avioneta, la que más se conecta con la historia de la arquitectura moderna venezolana. Esta vez, el recuerdo del atentado del 11 de Septiembre contra las Torres gemelas, nos hizo por un momento entrar en pánico y temer la caída de éste rascacielos también, aún cuando fuera evidente que la magnitud del impacto y las características estructurales del edificio no lo hubieran permitido.
De todas maneras, a primera vista lucía muy sospechosa tánta puntería para clavarse justo en el medio del pecho a altura del piso 25, 26 y 27 frente frente a la Piazza del Duca d’Aosta, en el centro de Milán, a su vez, capital financiera de Italia. Por más de que se clame a los gritos de Mayday del siniestrado piloto, ya uno no sabe a qué atenerse hoy en día…vemos tántas cosas. Sin duda que es muy extraño, aunque en el momento que escribo esta columna ya las autoridades estaban dejado de lado la tesis del atentado terrorista, y estaban hablando del supuesto suicidio de un piloto de cierta edad, de suma pericia y de elevadas deudas.
En todo caso, ver a la hermosa torre pontiana acribillada, el “Pirellone” –como la llaman los milaneses- defenestrada, la lámina de vidrio contínua de 130 metros de altura de la que Ponti estaba tan orgulloso, vuelta añicos (los escombros y el impacto llegaron a atravesar el edificio y salir por la otra fachada, la norte), la escultural estructura concebida junto a Pier Luigi Nervi puesta a prueba justo cuando la torre está por cumplir medio siglo de gallarda presencia contra el cielo de la ciudad lombarda, nos ha dejado más que tristes.
Ponti, y su Studio Ponti, Fornaroli & Roselli, entró a diseñar la Torre Pirelli justo cuando venía de diseñar y estaba a punto de inaugurar la Villa Planchart (Diciembre, 1957) en Caracas. Ambos edificios comparten las mismas aspiraciones formales y teóricas de este punto en la vida del arquitecto, que hacia los años cincuenta deseaba expresar la “virtud meditativa y el deseo tenaz por la perfección formal, estructural del diseño”. En el Pirelli ésto se lograría mediante una sola palabra: exactitud. Es con el refinamiento de la expresión estructural del edificio que alcanzó su primordial importancia en la historia de la arquitectura. Cincuenta años después, sigue siendo el edificio más emblemático de Milán.
Ponti, y su Studio Ponti, Fornaroli & Roselli, entró a diseñar la Torre Pirelli justo cuando venía de diseñar y estaba a punto de inaugurar la Villa Planchart (Diciembre, 1957) en Caracas. Ambos edificios comparten las mismas aspiraciones formales y teóricas de este punto en la vida del arquitecto, que hacia los años cincuenta deseaba expresar la “virtud meditativa y el deseo tenaz por la perfección formal, estructural del diseño”. En el Pirelli ésto se lograría mediante una sola palabra: exactitud. Es con el refinamiento de la expresión estructural del edificio que alcanzó su primordial importancia en la historia de la arquitectura. Cincuenta años después, sigue siendo el edificio más emblemático de Milán.
Es la Torre Pirelli un rascacielos limpio, radiante, que hace caso omiso de aquella máxima pontiana “la arquitectura es un cristal”.2 Tallado como un diamante, con una planta también en forma de diamante que alberga el famoso corredor que se adelgaza hacia los extremos, esta torre es, tal como lo calificara el mismo Ponti, sumamente “audaz y hermosa”, e influyente. Su volumen se parte en dos secciones: una hacia el frente, hacia la plaza, donde está la estación ferroviaria central y el centro de negocios de la ciudad, y otra hacia atrás, ubicando, como era típicamente pontiano y ocurre también en la Villa Planchart, los servicios (núcleos de ascensores y aseos) hacia la parte trasera, dejando libre a la arquitectura para que las plantas disfruten de las mejores vistas. Este hecho, unido a la fuerza que confiere a la estructura de concreto el núcleo de ascensores, contuvo al accidente a ir a mayores, ya que la avioneta no logró pasar de allí.
Dos largas ranuras verticales fueron practicadas en los cantos de la torre, enfatizando la liviandad de los planos de vidrio y concreto de las dos fachadas principales, aperturas que también están presentes en la Villa Planchart en las logias/balcones este y oeste mediante un recurso algo distinto de oradación de los planos laterales. También en la VillaPlanchart reconocemos el gran techo que remata la torre, esa alada visera de concreto que tánto ha influenciado a los arquitectos venezolanos en todas las décadas subsiguientes del siglo pasado y de éste. Ambos edificios hermanos, se adornan con un parecido y refinado sistema de valoración nocturna de sus arquitecturas, de una iluminación escondida que marca sus líneas.
La torre de concreto fue hecha para resistir el tiempo y el movimiento. Fue notoria la difusión en las revistas de arquitectura de la época del corte transversal del edificio, donde se apreciaban la mole de las tres filas de columnas que se adelgazaban hasta tocar la visera final, y los refuerzos horizontales de las placas. Dice Ugo La Pietra en su libro Gio Ponti que “uno de los problemas técnicos a ser resueltos fue cómo insertar elementos rígidos, como los paneles de la fachada y los paneles de las paredes móviles (en las oficinas), en una estructura de concreto reforzado sometida a oscilaciones elásticas”.3 Nadie se imagiba hasta dónde podría llegar los extremos de esa oscilación brutal en un trágico instante. El problema se resolvió fijando los paneles de vidrio de la fachada con una conexión del tipo “bloque silente”, que permite el movimiento independiente de todos los elementos. Esto es lo que nos hace ver cómo la fachada en el perímetro del boquete parezca incólume, limpia, apesar del destrozo absoluto a pocos centímetros.
“La forma finita”, escribía Ponti, “es decir, la composición, se enfrenta al infinito ritmo de las elementos repetitivos”.4 Era su deseo extremar la inventiva estructural como soporte de una nueva, genuina forma arquitectónica, “lejana de cualquier rutina estructural”. Esta búsqueda suya por la solidez constructiva, por la incorruptibilidad de los materiales, por luchar contra la falta de expresividad arquitectónica, debía “transportar el edificio a un plano poético”.5 Poética, sin duda que es hoy más que nunca la Pirelli, resistiendo con su arquitectura exacta el embate del tiempo, del conflicto y de la fatalidad.
La fachada de la Torre Pirelli tras el siniestro.
NOTAS
1. Leon Battista Alberti. De Re Aedificatoria.
2. Gio Ponti. Amate l'architettura.
3. Ugo La Pietra. Gio Ponti, Rizzoli.
4. G. Ponti. Op. Cit.
Publicado en: Arquitectura, EL NACIONAL, Lunes 22 de Abril de 2002.
Se pregunta uno como la arquitectura racionalista de la primera mitad del siglo XX deriva en la esterilidad de los superbloques del 23 de Enero o la de los edificios de oficina de vidrio que en masa se extienden a partir de las calles 50 de Manhattan; esterilidad que de una forma u otra se ha convertido en el lenguaje por excelencia de la marginalidad o de la cotidianeidad constructiva de nuestras ciudades.......las fuerzas que entraron en juego, la naturaleza de cada una de ellas.......
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