viernes, 5 de abril de 2019

No juzgue un libro por su portada


Librería Le Moniteur, Cité de l' Architecture et du Patrimoine, Paris (f. Hannia Gomez, 2016).


"En mi soledad, no tengo más libros,
y mi memoria es toda mi biblioteca".
Víctor Hugo. 1
            "Qué es lo que habrá que hacer:
rejuvenecer al mundo, o a la mirada?".
Christian Dotremont. 2

1. Autoayuda urbana
Desde hace unos seis años (2009) administro una cuenta en @twitter llamada @FUNDAMEMORIA. Según las estadísticas, hasta la fecha he producido 14.8K tuits y tengo 2K seguidores. Algunas veces los escribo yo; pero la verdad es que también soy "pregonera de tuits". Lo mejor: haber hecho unas cuantas denuncias fructíferas y haber disfrutado de discusiones fantásticas con personas interesantes de todas partes del mundo.
 
La cuenta de @FUNDAMEMORIA fue planteada "para proteger y celebrar el carácter y la herencia de las ciudades venezolanas". Sobre todo desde que en Venezuela en materia de arquitectura y ciudad y publicaciones del ramo la cosa ha mermado tanto en estos últimos diecisiete años (2016). Hoy esos campos de interés se han multiplicado gracias a esta cuenta en mil temas aledaños gracias a la curiosidad -y responsabilidad- de querer saber y estar informados. Mientras más aumentó la crisis en Venezuela, más este sistema de autoayuda urbana cobró sentido para nosotros en la Fundación de la Memoria Urbana.

De haber sufrido de horrible ansiedad cuando comencé (creía que había que estar todo el día sumergida en el stream informático), mi rutina cotidiana se ha recortado a menos de una hora, semejante a un placentero moonwalk, una caminata nocturna (a las diez de la noche por América y en horas de la madrugada por Europa/Asia). Leo mucho, muchísimo… Ni qué decir que he logrado construir una suculenta lista de autores, entre sitios web, revistas y críticos de arquitectura, editoriales, instituciones del patrimonio, museos, escritores, estudios de arquitectura y oficinas de los gobiernos de las principales ciudades del mundo, con los consecuentes planos, fotos, renderings, videos, artículos, pdfs, panorámicas, podcasts, entrevistas, todo. Satisfecha de mi empeño, cada noche me duermo en medio de ideas e imágenes de ciudades, obras de arte, edificios, paisajes y proyectos. Inevitablemente, también he sufrido el mal de los ínternautas obsesivos. Eso que llaman insomnio electrónico, con alucinaciones que titilan en la oscuridad.

Dicho todo ésto, la pregunta de hoy es: Logró esta lectura sistemática y maravillosa sustituir lo que tenía antes? Es decir, esos paseos de las sábados por la mañana en las librerías de Caracas, donde salía a pescar las novedades editoriales y las noticias impresas recién llegadas de todos los países sobre el devenir de los acontecimientos urbanos y de la arquitectura y del diseño? Es equivalente todo aquéllo a esa cosecha semanal? Habiendo casi olvidado lo que era éso -por razones obvias-, y para responder científicamente a la pregunta, decidí emprender, gracias a un viaje, una exploración analógica a esa cotidiana promenade electrónica. Y salí a pasear por las calles de una ciudad que es como era la Caracas de antes, en busca de sus librerías de arquitectura. París.

2. Promenade architectural
Al principio entre en pánico. De las primeras librerías a las que me dirigí mis pasos, a todas las encontré mal: la Librería Le Moniteur (la más importante librería de arquitectura de París) había desaparecido hacía tiempo de su esquina en la Place de L' Odeon; la librería L'Ecume des Pages en el boulevard Saint-Germain tenía bajo el título "ARCHITECTURE" apenas dos escuálidos anaqueles de libros (dos!), y la legendaria  librería La Hune, también en Saint-Germain, no solo había perdido el allure de su departamento de arquitectura y diseño en aquel memorable rincón del segundo piso, sino su misma condición de librería. Triste, pregunté a los amigos arquitectos que qué era lo que estaba pasando.




"La desobediencia del arquitecto", Renzo Piano (f. Hannia Gómez, 2016).

  
Me contaron que es una cuestión de migraciones. La ciudad se reajusta al último estado de las cosas. Y el ultimo estado de las cosas es que la batalla entre los libros electrónicos y la información que nos llega por Internet y los medios tradicionales, los libros, las revistas y las librerías, está encontrando un nuevo equilibrio. Desde la crisis reciente ("El libro ha muerto"!) hasta hoy, ya la gente tuvo su tiempo de pensar, de sopesar entre lo uno y lo otro. Y ello ya ha tenido su impacto en el mercado. La gran verdad es que como la rueda, como los grandes inventos únicos de la humanidad, el libro y la librería han demostrado ser insustituibles. Internet y los adelantos electrónicos lo que han hecho es ampliar la experiencia de la lectura. Ni unos, ni otros, desaparecerán. Y en el mundo de la arquitectura, tampoco.

Con alivio retracé mi camino. Al fondo del gran hall del magnifico Palais de Chaillot, en la Cité de l'Architecture et du Patrimoine, encontré reinstalada a la librería Le Moniteur. 





Librería 7L (f. Hannia Gómez, 2016).


Y allí de nuevo, tras una alta pila de gruesos libros/catálogo de la actual exposición sobre Renzo Piano (via Taschen), aguardaban las delicias de siempre…: Qué hacer con las ruinas? Poética y política de los vestigios, de Chantal Liaroutzos (Interférences); Aldo Rossi Opera Gráfica: grabados, litografías, serigrafías, impresiones (Silvana Editoriale); La Villa Cavrois, una monografía sobre de la recién reinaugurada obra de Robert Mallet-Stevens, en las Editions du Patrimoine del Centre des Monuments Nationaux. A su lado, un portafolio de Jean Pierre Lyonnet sobre la misma maravillosa villa Art Déco, La Villa Cavrois - Croix 1932. Luego, Una conversación con Frei Otto de Juan Maria Songel y la ultima edición de la gran casa de la memoria urbana parisina, Parigramme, en torno a la villegiatura fluvial en el curso del Sena: Locuras de los bordes del Sena, de Marie Francois Laborde; luego, otro libro/catálogo de la Cité, esta vez de la hermosa exposición "Chandigarh: 50 años después de Le Corbusier", Chandigarh: retrato de una ciudad; las obras completas de Steven Holl, por Robert McCarter (Phaidon); y, entre cientos más -para no aburrirlos-, un opúsculo del propio Renzo Piano, cuyo titulo me encantó: La desobediencia del arquitecto, recién salido en Arléa.

Respiré tranquila. Mas una cosa sí que había cambiado: al querer tomar las fotos de los libros para este artículo, un dependiente se me acercó, y tomándome suavemente del brazo, me dijo:  "Las fotos de los libros están prohibidas". "Ni siquiera de sus portadas?", pregunté atónita. "Non, madame: c'est interdit".

3. Resistencia
Buscando una respuesta. proseguí mi camino. Entré en la rue de Lille a la caja de maravillas que es la librería 7L. Y luego de comprobar con placer que todavía sigue siéndolo, ya no pude resistirme más y sucumbí ante el libro/catálogo de una exposición celebrada en 2015 en Ginebra, titulada "Yo Amo los Panoramas: Apropiarse del Mundo" (Flammarion). La obra, muy oportunamente para mi atribulado corazón, comenzaba con esta pregunta: "Qué es lo que habrá que hacer: Rejuvenecer al mundo, o a la mirada?". Ya en la puerta, me dispuse a tomarle una foto al espacio de la librería… pero en el acto me lo volvieron a recordar: "Pas de photos, SVP".  

Libro en mano salí ofuscada de aquel Santa sanctorum de Karl Lagerfeld, yo que tan libre había sido siempre en las casas de los libros. Ya en las arcadas de la rue de Rivoli, en una última librería, Galignani, de pie frente a la espléndida alcoba dedicada a la arquitectura paisajista y al arte de los jardines, un amable librero, enfundado en un elegante sweater cuello en V de cashemere color naranja, me lo explicó todo: "Lo que ocurre, madame, es que la gente viene aquí a trabajar como si fuera una biblioteca. Quieren tomarle fotos con el celular a los libros e irse sin comprar ninguno. Y se olvidan que en las mismas bibliotecas tienen que pagar por eso! Esta prohibición es parte de nuestra resistencia para sobrevivir".

Así pues, c'est la guerre! Habrá que cerrar filas y hacer memoria urbana. Y así como debemos continuar navegando cada noche en nuestro acostumbrado moonwalk, habremos de reaprender cómo eran las cosas antes de Internet. Acercarnos de nuevo a las librerías que enriquecen la ciudad, físicamente; reaprender a no juzgar los libros por sus portadas, dedicarle más tiempo a ojearlos, a recordarlos, a memorizarlos. 

Y así, con viejos y comprobados métodos, intentar rejuvenecer el mundo, y la mirada.






Librería Galignani, rue de Rivoli, Paris (f. Hannia Gómez, 2016).





NOTAS:
1. "Dans ma solitude, je n 'ai plus de livres, et ma mémoire est toute ma bibliothèque". Carta de Victor Hugo. En: Vincent Puente. "Le National Bookstore de Detroit", Le Corps des libraires: histoires de quelques libraires remarquables & autres choses. Editions La Bibliothèque, Paris, 2015,  p.13.
2. En: Lawrence Madelin y Jean Roch Bouiller. J'aime les panoramas, S'approprier le monde, Musées d'Art et d' Histoire de Genève, Flammarion, Ginebra, 2015, p.8.



Publicado en: Opinión, @ELNACIONALweb, Caracas, 2016.

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