La estancia Villa Consuelo, Los Chorros (f. Elías González, 2016).
Estancia f. Mansión, habitación en un lugar.
Tiempo que permanece un enfermo en un hospital o
casa de reposo
(Sinón. Estadía,
hospedaje, vacación). Amér. Hacienda o finca de campo.1
1. Muchas historias
Hay muchas historias que se conjugan para la creación de la ciudad
estancial que es la urbanización Los Chorros dentro de la ciudad de Caracas
(1914).2
Del lago de los cisnes al velo de la novia. La compañía de Anna Pavlova en Los Chorros, 1917 (Postal. F.M. Steadman. Caracas en retrospectiva).
El proceso se inicia hacia 1914 en el piedemonte al este del valle de
Caracas, en uso terrenos carentes de mucha vegetación. Todo los que sería Los Chorros,
con excepción de las selvas de galería del río Tócome y de las quebradas, no
tenía grandes árboles. Más del 90% de los árboles que vemos hoy "fueron
expresamente sembrados en terrenos privados por los pobladores originales de
Los Chorros".3
El río Tócome antes de ser canalizado, se inundaba por la sabana, como han
hecho desde siempre también las quebradas por los lados del Parque del Este.
Pero el principal atractivo del lugar eran los saltos de agua y los pozos del río.
Como el salto "La Llovizna", de sugerente nombre. Las postales y los
fotógrafos de principios del siglo XX, como A. Muller, se regodeaban en registrar
la belleza natural de los chorros. Justamente ellos se convertirán en motivo de
inspiración para muchos, lugareños o no.
Por esta atracción natural, antes de que existieran vías expeditas de
comunicación ya existía tránsito hacia Los Chorros. Al decidir hacer un
desarrollo urbanístico, lo primero que hubo que hacer fue volver más accesible
el lugar y ampliar la línea del ferrocarril central, que tendría que llevar el
servicio hasta allá.
Entre los personajes que iniciaron todo el proceso de urbanismo y que crean
en conjunto este lugar de la ciudad, se encuentran Pío Schlageter, Henri
Pittier, Carlos Guinand Sandoz, Monseñor Lovera, Alfredo Jahn López, Edgar
Pardo Stolk, Salvador Álvarez Michaud y Eugenio Mendoza Cobeña. Pero fue
Eugenio Mendoza Cobeña el verdadero promotor del urbanismo, al tener a su cargo
los tranvías eléctricos de Caracas. El es quien permite que el urbanismo se haga
realidad. Monseñor Lovera a su vez, tenía importantes propiedades en la zona,
Carlos Guinand Sandoz arquitecto y naturalista, es quien se las compra, y Henri
Pittier, ingeniero y botánico, aportará una opinión importante en todo el giro
que se le va a dar al lugar. Nada más el hecho de tener a Henri Pittier y a
Carlos Guinand Sandoz metidos en esta historia, es un buen punto para empezar
la defensa de Los Chorros.
Mendoza tiende, pues, una línea que subirá en diagonal desde el cruce de
Los Dos Caminos hasta los baños del río Tócome. Los tranvías se adquieren en Inglaterra.
Todavía hoy se encuentran los rieles de ese tendido del tranvía veinte centímetros
por debajo de la avenida principal de Los Chorros.
2. Go East
Al construirse en 1914, la urbanización de Los Chorros es previa a la gran
controversia urbanística del abandono de la trama del centro histórico de
Caracas, ocurrido en 1940 con San Bernardino, cuando se olvidó por completo el
damero de las Leyes de Indias y se empezaron a hacer urbanismos distintos.
Encontramos así un trazado hecho a la manera americana durante en la
conquista del oeste: luego que se construía el tendido de la línea del tren, y
partir de ésta hacia atrás arrancaba la retícula infinita de calles y manzanas.
De la misma manera, como aquí el tendido fue en diagonal hacia los baños del
río, pues entonces una parte de la trama fue en diagonal. Adicionalmente, se
dice que en los planos del proyecto de la urbanización (que no se han
encontrado todavía), el arquitecto Alfredo Jahn "trazó las avenidas de
acuerdo a la pendiente para que los carros se movieran sin dificultad".4 El
hecho es que la trama de Los Chorros, a pesar de tener cuadras, no sigue a la
de la Caracas colonial, sino que está girada, con respecto a ella, 45 grados.
En el trazado también aparecen algunos elementos adicionales. Son herramientas,
piezas del urbanismo. Como toda la informal infraestructura recreacional para
divertirse con el río y con los saltos de agua, como las piscinas privadas
dentro de las residencias cercanas al cauce, las estaciones de servicio y las
plazas. Porque "hubo la necesidad, el deseo de hacer espacios públicos,
que fueron muy exitosos y funcionaron como una especie de club social para el
intercambio democrático de los pobladores".5
La Plaza Los Chorros, por ejemplo, es un espacio con una plantación de árboles
que se hizo frondosa con el tiempo, Mientras un segundo espacio público ubicado
más al norte, hoy en día ocupado por un kindergarten, sospechamos que también
era una plaza de la misma categoría.
3. Jardin de plaisance
Es muy importante hablar sobre el carácter del lugar. Y ese carácter "Los
Chorros lo tiene desde el principio, distinto, aunque semejante, al de El
Paraíso". Los Chorros no se pensó como una ciudad, sino "como un
lugar de estancia, de estadía, para temperar, con calles pequeñas", donde
la gente pasaba nada más que pequeñas temporadas, fines de semana o vacaciones.6
Es importante el uso que va haciendo la población de la naturaleza, de los
pozos, de las cascadas y como eso influye en sus jardines privados, y en el
tipo sofisticado de lugar de plaisance que
se va generando, con todo el mundo disfrutando de sus bondades. Luego esto
trajo poco a poco que se fueran construyendo casas más permanentes.
El profesor Leszek Zawisza, en su libro Breve
historia de los Jardines en Venezuela, escribió que el verdadero ingreso de
la arquitectura paisajista en Caracas ocurrió en Los Chorros.7 A la vez que se
encargaban las comisiones de la arquitectura de las estancias, también se encargaban
los proyectos de los jardines. Entonces implica que aparte de las casas, toda
una imaginería arquitectónica paisajística va a producirse desde los años 10
hasta los años 80, con jardines de todas esas décadas hechos por paisajistas.
Como por ejemplo Alejandro Chataing, que ya desde los años 20 empezó a
desarrollar las casas y los jardines a la vez. Como el que tenia la famosa Casa
Ballesté -probablemente demolida-, un magnífico ejemplo para observar el
abanico de recursos empleados: estanques, escalinatas, pérgolas, trellis… El trellis, por ejemplo, es un elemento típicamente chorriguerense.
También es muy importante el consenso de sus habitantes originales de
"Vamos a sembrar", en unos terrenos abiertos que tenían árboles solo
en las selvas de galería sobre los cursos de agua. Había un interés común de
crear una zona de recreación y de estadía, pero sobre todo también se entendía
que "había que rescatar el verdor".8 Y sembrarlo fue sobre todo de
Mangos, colocados de manera dispersa o alineados como una siembra comercial.
"El Mango en Los Chorros es parte inmanente de su historia".9
Cuando se fundan Los Chorros "se hicieron parcelas desde dos hasta
diez mil metros cuadrados. Es decir que había cuadras que tenían hasta una
hectárea que pertenecían a una sola familia y aunque durante un siglo esas
cuadras se empezaron a subdividir, por lo general seguían en manos a los
herederos, y los árboles se mantenían, porque servían incluso hasta de limite
entre una parcela y la otra".10
El carácter que permanece de Los Chorros a pesar de las agresiones, es gracias
a "ese verdor" que es continuo desde el Ávila hasta prácticamente la
zona de Montecristo, "como una extensión del verde en pendientes
controladas, naturales, suaves", donde las frondas de los árboles que
salen de los jardines de las casas fueron formando túneles vegetales sobre las
calles, "creando un valor que ya es urbano para quien lo recorre
públicamente".11
Eso dio como resultado que hayan muchos árboles centenarios. Como el Ficus de la Avenida Los Mangos, el único
árbol centenario de Los Chorros que está protegido desde 2006, gracias al IPC
vía la Fundación de la Memoria Urbana. Esta gran escultura viva sigue allí, con
más de un siglo de vida.
Entonces, el resultado del habitar de estas personas durante un siglo en Los
Chorros es la creación de una foresta
urbana, de un jardín continuo, que en algunos lugares donde todavía no hay
rejas ni muros que nos impidan ver las maravillas que hay adentro y donde los jardines entre una casa y otra
son continuos, todavía se conserva. Como un solo y gran jardín que abarcaba toda la urbanización.
son continuos, todavía se conserva. Como un solo y gran jardín que abarcaba toda la urbanización.
Al contemplar desde el aire las copas de los árboles, abarcando la escala
urbana de toda la ciudad, la principal verdad que le golpea a uno en la cara es
que en Los Chorros hay un valor que hoy todavía Caracas tiene y que no debe
perder. Porque la foresta urbana de Los Chorros es un logro, es una fábrica
voluntaria, un paisaje artificial, una creación de los caraqueños.
Los Chorros. Julio Volante, c. 1960 (f. Hannia Gómez, 2015).
4. Parque arquitectónico
Julio Volante, un arquitecto que tuvo su residencia en Los Chorros, pintó
en su casa en los años 60 un bello cuadro que representa una imagen onírica del
lugar, hecho de arquitecturas que están inmersas entre los árboles.
Para el Genius loci (el genio del
lugar), las arquitecturas estanciales son también fundamentales en la
construcción del carácter del sitio. La gran mayoría de ellas, como hemos
visto, las hayamos dentro de un jardín y dentro de un bosque. Un paisaje
idílico que todavía existe, aunque está en vías de desaparición. Por lo que
nosotros tenemos que preguntarnos que es lo que este tiene decirnos y que es lo
que queremos hacer con el, y si vamos a permitir que se conserve, o vamos a
permitir que desaparezca.
Estancia chorriguerense (f. Archivo Fundacion de la Memoria Urbana).
Al empezar a crecer el parque arquitectónico, comenzaron a florecer como seres
vivos, como plantas, como árboles, el sembradío de arquitecturas. De este
umbráculo de la colección de arquitecturas de Los Chorros, muchas existen
todavía y otras ya han desaparecido. Van desde casas pequeñas, más cercanas a
la avenida Rómulo Gallegos, que aunque pequeñas eran también estancias. Porque tenían
una veranda delante y también la característica escalera "volante" (como las llamaba Gio Ponti), saliendo del piano nobile de la casa, y proyectándose
fuera del volumen principal de la fachada.
Luego, más al norte, aparecen las estancias grandes. Como Villa Regina, una
casa que le atribuimos a Alejandro Chataing. Esta es una arquitectura
gomecista, perteneciente originalmente a una de las hermanas de Juan Vicente Gómez,
Regina y Elvira Gómez. La villa de Regina, con su bellísima marquesina y su
escalera volante, todavía existe. Mientras que la casa de su hermana Elvira, al cruzar la calle, se mantiene bellísima
con su herrería de principios de siglo, au que desde la calle solo se vislumbren las ánforas de la
entrada y alguna que otra moldura sepultada dentro del muro perimetral.
También está la Villa Los Caobos, del ingeniero Ricardo Razetti, experto
constructor de mucha de la arquitectura ferroviaria de Venezuela, y autor de planos
de Caracas. Una casa que tenia elementos del Art Nouveau, que en Los Chorros, como
pocos sitios en Caracas, se expresa en todo su esplendor. La Villa Los Caobos, con sus tejas de cemento
típicas de la arquitectura ferroviaria y una valla en el techo frente a la
avenida principal de Los Chorros, que rezaba "Los Caobos", para ser
leída desde el tranvía. Ese techo todavía esta ahí.
También una casa que se llama Villa La Soledad, atribuida al maestro Manuel
Mujica Millán, que incluimos en la exposición de Docomomo Venezuela, "Suite
IBERIA: la arquitectura de influencia española en Caracas".12 Con su fuente de azulejos y una escalera impresionante que da hacia
el jardín, una de las escaleras exteriores más bellas que tiene Caracas.
En la avenida principal todas las casas tenían portales que marcaban la
entrada, la reja, la herrería y la bella avenida central de ingreso. Como en la neoclásica Villa Elena. En ella están presentes como en ninguna otra casa los típicos
elementos decorativos de la arquitectura estancial chorriguerense. La bella
estancia se presenta ante nosotros aun en toda su gloria, y es quizás la mejor
conservada. En el jardín, hay fuentes alegóricas de la naturaleza con garzas y
flores, como las de las antiguas casas de Antimano y de El Paraíso, y contiene una
estructura parabólica de los años 50 muy interesante, diseñada por el arquitecto
Carlos Guinand Sandoz. Villa Elena tiene también pisos de baldosas hidráulicas de
varios diseños, otra de las
características (los llamados invariantes) de la arquitectura chorrigererense. Como
también los son los bellísimos patrones ornamentales de las cornisas de muchas
estancias.
Si unimos las imágenes de todas estas obras, inmediatamente aparece, se
hace evidente, hace su epifanía, el espíritu del lugar. En la avenida Los
Castaños, el conjunto de estancias intermedias que existen todavía, tienen un
sabor de arquitectura Art Nouveau de reminiscencias nórdicas: de la
arquitectura de Gunnar Asplund, o bien de la ciudad de Copenhagen, o bien de
ambos, como por ejemplo la Villa San José y la bellísima Villa San Remo. O la
Villa Santa Maria, donde aparece de nuevo el tema de los trellis, típico de la
época, y la Villa Las Piedras, la casa original de Eugenio Mendoza Cobeña, todas
en la avenida Los Castaños.
Y para hablar de arquitectura más reciente, la perdida quinta Alegría, de
Arthur Kahn, aun en pie en 2006; la quinta La Muda, diseñada por Tomás Sanabria;
la quinta La Barraca, remodelada por Gio Ponti, entre otras casas de Jorge
Castillo, Fruto Vivas, Julio Volante, Mario Bemergui...
Finalmente, están las casas atribuidas a Carlos Guinand Sandoz, como son la
Villa Guanape o la Villa N. 11. Y la propia residencia de Carlos Guinand
Sandoz, la arquetipalmente chorrigueresca Atapaima. Y la casa de Gego, quien trabajara
para Guinand como arquitecto, la Villa El Urape. Con el diseño de sus rejas,
que es un dibujo sin papel, y quien tomó inspiración -según hipótesis de Frank
Alcock-, de los chorros del río Tócome para sus Chorros. Una analogía bellísima.13
El Parque Los Chorros (Archivo Fundación de la Memoria Urbana).
5. Paisaje incólume
Hagamos memoria urbana. Hacia los años 60, apareció la necesidad de
preservar el cauce del río, que no se perdiera. Había habido una situación de
invasión en la cuenca del río Catuche por barrios que se empezaron a construir,
y aquel cauce era muy bello también. Y hubo la necesidad de decidir "aquí
no va a pasar lo mismo, vamos a hacer un espacio publico". Así, surgió el
Parque Los Chorros. Allí el paisajismo se sembró de forma natural, muy
adelantada para su época, en las orillas del río con los servicios en los
flancos, logrando una imagen de un estado como no tocado por la mano del hombre.
Hoy en día ha perdido lastimosamente (como a lo que pasa en el Parque del Este)
toda la flora superficial, quedando desnudos la infraestructura y el cauce con
su paisaje de piedras.
El Parque Los Chorros fue concebido como una magnifica puerta al Avila y
una promenade vertical. Fue pensado
para llevarnos de la mano por el ascenso gradual hacia la montaña. Las
caminerías conducen a los pozos sucesivos. Pero es muy importante también
entender que son verdaderos belvederes en la montaña, desde donde se pueden
contemplar Los Chorros y la ciudad.
La montaña, en el piedemonte, forma parte del
paisaje de este lugar de Caracas. Y es allí desde donde contemporáneamente, podemos
admirar la foresta urbana. Esa foresta que es el logro de los
El viaducto Adolfo Ernst y el Parque Los Chorros (Postal. Asieravenezuela).
pobladores. Es decir, los jardines de las casas; porque no
es la obra de una plantación por decreto, sino que es producto de cada quien en
su casa haciendo un jardín.
Y el resultado es este bosque. Un bosque cuya flora que ha sido dibujada
por el paisajista Francisco Oliva Esteva, de la manera mas bella posible. Una
flora de gran riqueza.
La otra intervención importante que
hubo para preservar el cauce del río Tócome y el mismo Parque Los Chorros fue
la Cota Mil y el viaducto Adolfo Ernst. Construido de manera asombrosa para
salvar la topografía, salvar el cauce, y salvar el parque. Una decisión de
ingeniería, y de infraestructura que hoy en día nadie tomaría. Porque hoy en
día lo que suelen hacer es clavar columnas en medio del río Valle. Pero en esa
época, no tan lejana, aún no. En esa época se saltaba el vacío para no tocar el
paisaje. De allí que debamos aprender de lo que nosotros mismos hemos sido.
La belleza de Los Chorros es inigualable y, afortunadamente todavía esta
incólume.14 Por ello, debemos buscar una
solución para ayudar al gobierno de la ciudad a iniciar una reflexión más
profunda y más responsable sobre la que significa la densificación del área de
Los Chorros. Para preservar el carácter ambiental, arquitectónico y urbano de
un paisaje regado por las aguas de los manantiales del Ávila.
Si observamos el panorama aéreo de toda esta zona, encontramos que entre la
avenida Rómulo Gallegos y el Ávila, dentro del perímetro de todo lo que es Los
Chorros está una área que se llama Montecristo. Montecristo se desarrolló mucho
después, al sur de Los Chorros, y es toda de densidad baja. Está más cerca del
metro, más cerca del transporte público, más cerca de los servicios, y sin
La Ciudad Estancial, Memorias Urbanas de Los Chorros II (Postal. CENTRO de la Ciudad, 2016).
embargo vemos que lo que se está
desarrollando es el norte, la zona que cuenta un bosque patrimonial inspirado
por Henri Pittier y Carlos Guinand Sandoz y una colección de arquitecturas únicas
en el valle.
Entonces, nos preguntamos: cuál es la razón de ser de todo ésto? Dónde se debe
densificar? Esa historia no tiene porque desaparecer necesariamente. Porque la
ciudad tiene que crecer, y la ciudad se tiene que desarrollar y la ciudad tiene
que ser próspera. Pero, acaso la ciudad tiene que ser próspera a costa de su
propia historia? Porqué no densificar mejor donde no existen prácticamente
valores urbanos, paisajísticos y arquitectónicos, donde es más lógico que todo ocurra?
Cuándo podríamos expandir las calidades de Los Chorros, haciendo que el verde llegue
hasta la Rómulo Gallegos? Porqué no sembrar Montecristo como sembraron los
primeros vecinos? Allí los edificios altos tendrían en verdad sentido y mantendríamos
intacto el carácter de Los Chorros.
Impulsemos, pues, un nuevo Plan Maestro para Los Chorros. Moderno, pero en
el sentido contemporáneo de la palabra. Un plan más amplio, que tenga en cuenta
la memoria urbana, que aporte ideas para el futuro y en el cual no perdamos
nada de lo que ya tenemos sino que ganemos una ciudad más inteligente y más
humana. Una ciudad en la que Los Chorros y su foresta urbana sean un solo
Bosque Patrimonial para disfrute de las generaciones futuras.
NOTAS
1. Miguel de Toro
y Gisbert. Pequeño Larousse Ilustrado, Editorial Larousse, 1970, p.
437.
2. Frank Alcock,
Elías González, Hannia Gómez y Carlos Sierra. La Ciudad Estancial: Memorias Urbanas de Los Chorros (I), Sala TAC,
Caracas, 2015: https://www.mixcloud.com/traficovisual/la-ciudad-estancial-memorias-urbanas-de-los-chorros/
3.4. Carlos
Sierra. Op. Cit., 2015.
5. Frank Alcock. Ibid, 2015.
6. Elías
González, Idem, 2015.
7. Leszek Zawisza.
Breve historia de los jardines en
Venezuela, Oscar Todtmann Editores, Caracas, 1990.
8. E. González, Ídem, 2015.
9. 10. C. Sierra,
Ídem, 2015.
11. E. González, Ídem, 2015.
12. Docomomo
Venezuela. "Suite
IBERIA: la arquitectura de influencia española en Caracas", Sala TAC,
Caracas, 2013.
13. F. Alcock,
Ídem (2015)
14. Hannia Gómez.
"La ciudad estancial", El Nacional, Caracas 1 de diciembre, 2015: http://www.el-nacional.com/hannia_gomez/ciudad-estancial_0_748125366.html
Publicado en: Opinión, @ELNACIONALweb, Caracas, Mayo, 2016.
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