Panzudas doradas y apliques volados (f. Hannia Gómez, 2017. Archivo
Fundación de la Memoria Urbana).
"Hannibal Cannibal sonreía cuando se perdía
de nuevo, anónimo, entre la multitud.
La inmensa población construida de Venezuela es el
rebaño de mudas ovejas
que servirá de pasto para este lobo que se las
comerá insaciable, una tras otra.
Un serial
killer devorando goloso la rosada carne urbana,
relamiéndose despojos tectónicos entre las
comisuras de los labios.
Sus víctimas favoritas son las delicatesses largo tiempo añejadas en el
abandono,
a quienes arroja a un profundo hoyo negro antes de
ultimarlas en silencio…
como a El Silencio".
Hannia Gómez. El Silencio de los
inocentes.1
1. El Silencio de los inocentes
Hace ya doce años (2005) se nos dijo que eso de quejarse por los cambios de
colores en el Centro Histórico de Caracas era baladí, y que cualquier desmadre
contra su identidad cromática era deleznable porque todo muy fácilmente podía "volverse
a pintar como era otra vez". OK.
Todo el mundo contento -menos nosotros- y despachado el asunto.
La rápida respuesta, con la que se dio al traste con la lucha contra la ya
desde entonces creciente y abominable manipulación de la apariencia de nuestra
ciudad hecha por este irrespetuoso gobierno durante las ultimas dos décadas, lo
dejó libre para seguir convirtiendo a Caracas en lo que no es ni ha sido nunca,
una aldea multicolor e impune para seguir usando su noble fabrica urbana como propaganda
política y PANKARTA monumental populista (ver: "Por tu blanca
palidez").2
No contentos estos funcionarios amantes de los libros infantiles para
colorear con usar TODA la paleta Pinco Pittsburg en las fachadas de Caracas y
hacernos sufrir un túnel de El Calvario morado lila o una Santa Capilla color
mandarina, iniciáronse entonces en el gusto por la doradura (o más bien por la
"cobredura" -que no ya de los cobres-), sino porque ni siquiera el
dorado lo saben escoger bien, y lo que hacen es pintar todo de un vetusto y
lúgubre cobrizo, pintarrajeando todo cuanto encuentran, empezando por las
pobres estatuas del Arco de la Federación.
Pues bien, la ultima avanzada de esta desfiguradora e irresponsable manía que
desvirtúa inmisericordemente por doquier a nuestros patrimonios culturales del
Centro Histórico fue a dar de nuevo contra la Reurbanización de El Silencio
(Carlos Raúl Villanueva, 1942), un Bien de Interés Cultural con el que ya habían
harto gozado los del Municipio Libertador pintándolo de los varios amarillos
alcaldía y despojándolo además de sus farolas originales (que nunca jamás supimos
donde fueron a parar).
Todo el mundo sabe qué materiales y
cual paleta de colores uso el maestro Villanueva en El Silencio. El uso de la
piedra artificial es consabido en las célebres portales neocoloniales de los
diferentes bloques y en las aun mas famosas columnas panzudas que adornan las
arcadas del conjunto. Entonces, siendo éste es un bien cultural protegido, lo
cual implica la protección de sus valores, incluidos los de su materialidad,
porqué diablos pintaron la piedra artificial de las columnas de "dorado"?
Suponemos que no será por alguna inconfesable y secreta admiración
recónditamente profesada por los gustos decorativos del nuevo presidente de los
Estados Unidos… y que las nuevas golden
arcades de El Silencio sean un gesto destinado a cortejar a
@realDonaldTrump. Pero es que ésto nos resulta, realmente, aparte de ofensivo,
completamente inexplicable.
2. Donde están los apliques
de Villanueva?
Luego de constatar la masacre de la piedra artificial en el peristilo en El
Silencio, otro hallazgo terrible se hizo manifiesto. Y he aquí que hemos
encontrado que han desaparecido prácticamente todos los apliques murales de
hierro forjado que diseñara Villanueva para el conjunto. Lo que quedan son los
cables pelados colgando sobre las columnas. Un despojo monumental.
Esta muy bien, señores: confieso que a mi también me gustan full. Yo también quisiera hacerme de una
parejita de éstos para instalarla a ambos lados de mi sala de gusto
neocolonial. Qué genial era Villanueva!. Eran adorables, realmente, los
apliques de El Silencio, con esa nota suya tan pre-Calder o tan pre-GEGO,
dibujando en el aire y sin papel la figura de una farola mural a la usanza de
la vieja Andalucía o del Musée d'Art Moderne de la Ville de Paris.
Divinos, los
apliques, en verdad… Igual que era bella la marquesina del Teatro Nacional,
tiempo ha también desaparecida en las cercanías. Pero resulta que la marquesina
y los apliques le pertenecen a Caracas. Y a Caracas deberán devolvérselos.
A
Caracas, la cuatricincuentenaria. Ya.
Este dorado El Silencio
haría las delicias de @realDonaldTrump (f. Hannia Gómez, 2017 - Archivo
Fundación de la Memoria Urbana).
NOTAS
1. Hannia Gómez. "Asesinos memorables, o Murder, she wrote", Arquitectura, EL NACIONAL, Caracas, lunes 13 de Mayo, 1996: http://hanniagomez.blogspot.com/2007/08/asesinos-memorables-o-murder-she-wrote.html
2. H. Gómez. "Por tu blanca palidez", Desde la memoria urbana, Caracas, 2005:
http://hanniagomez.blogspot.com/2010/10/por-tu-blanca-palidez.html
1. Hannia Gómez. "Asesinos memorables, o Murder, she wrote", Arquitectura, EL NACIONAL, Caracas, lunes 13 de Mayo, 1996: http://hanniagomez.blogspot.com/2007/08/asesinos-memorables-o-murder-she-wrote.html
2. H. Gómez. "Por tu blanca palidez", Desde la memoria urbana, Caracas, 2005:
http://hanniagomez.blogspot.com/2010/10/por-tu-blanca-palidez.html
Publicado en: Opinión, @ELNACIONALweb, Caracas, Marzo, 2017: http://www.el-nacional.com/noticias/columnista/villanuevacidio_85105
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